Para la conformación de una sociedad democrática es necesario que sus diversos actores puedan influir en las políticas y acciones del gobierno, así como también en la de sus funcionarios, principalmente aquellos que son electos: Presidente, vicepresidente, diputados, senadores, alcaldes y regidores.
Esta influencia sólo se puede materializar a través del conocimiento de cómo se está actuando en la función pública y de cómo deben comportarse para lograr con éxitos una mejor administración de la cosa pública y, sobre todo, la aplicación de las leyes.
Quizá el más importante mecanismo con que cuenta la sociedad en esta era para llegar a esa participación y empoderamiento son los medios de comunicación, en cualquiera de sus expresiones, ya sea la radio, la televisión y la prensa escrita.
Y es que no se puede negar la influencia que en este sector tienen también el Internet y las redes sociales, herramientas que han cambiado de manera radical la forma en que los gobiernos y las sociedades comunican su aprobación y rechazo a situaciones determinadas.
Esos medios y herramientas son vitales para que se pueda materializar el derecho a la información que nos asiste a todos los ciudadanos. Pero el gobierno tiene que crear los mecanismos de promover sus acciones y de dar respuestas a las quejas de los distintos sectores cuando están argumentadas y documentadas. Esto porque al final de cuentas los funcionarios solo son servidores públicos y su trabajo es servir a los intereses del pueblo.
En la Era del Conocimiento, tiempo donde cualquier individuo puede ser un medio de expresión y crear una revuelta, los actores políticos, especialmente aquellos que dirigen, deben de poner el oído, los teclados y respuestas a los llamados y quejas de los ciudadanos. No se puede evitar el ser cuestionado ni mucho menos ignorar el compromiso de ser transparentes y claros cuando se habla del patrimonio de todos los dominicanos.
Recordemos al maestro, líder y guía profesor Juan Bosch cito: «No hay arma más potente que la verdad en mano de los buenos».