Así como los estados de ánimo se reflejan, aun sin darnos cuenta, en el color de la ropa con que nos vestimos, puede reflejarse en los colores que se utilicen para decorar algún espacio y así potenciar el estado anímico que deseamos: optimismo, alegría.

Al elegir los colores, además de tomar en cuenta el elemento decorativo, puede tener en mente un objetivo superior. Por ejemplo, pregúntese si  quiere crear un espacio relajado o uno desenfadado. En este último caso, los colores fuertes  se utilizan para imprimir viveza, entusiasmo. 

Su implementación ayuda a crear ambientes alegres, los cuales pueden animar a quien viva dentro de ese entorno, pero también a quien  lo visite.   ¿Qué colores logran este efecto? Hay varios, pero se destacan el amarillo, el verde, el anaranjado, el azul…

Aunque se recomienda combinarlos  con  tonos más claros, también puede hacer mezclas entre ellos. Pueden resultar creaciones muy arriesgadas, pero solo debe saber combinarlos.    

Combinaciones. El amarillo es el que más se utiliza. Con éste y el verde se ayuda a potenciar la alegría y la armonía en un espacio.

Pero si quiere un ambiente más relajado, debe añadir a la mezcla otro tono como el blanco o los colores crudos en general.

Como el amarillo se relaciona con el sol, se asocia con la luz, por lo que también es estimulante.

 El color rojo, sinónimo de fuego, pasión, excitación, calor, también puede ser una opción para un ambiente de alegría total, pero cuidado, se dice que tiende a subir la presión sanguínea.

Otra tonalidad que puede ayudarle es el naranja,  mezcla del amarillo y el rojo,  que  estimula la energía.

 Elementos.  Pero no solo puede utilizar estos colores en la pared, sino que puede también incluirlos en  ciertos elementos decorativos y ubicarlos en lugares estratégicos.

 Los colores están disponibles,  solo es cuestión de  saberlos combinar.