Los cómplices de la decadencia moral

Los cómplices de la decadencia moral

Cuando la   corteza que cubre  la mayoría de los árboles se daña, éstos sufren y terminan secándose. Lo mismo ocurre con las sociedades, que crean normas y éstas van formando canales por los que deben conducir sus actividades y a su vez una especie de  coraza para que las cubra y pueda  protegerlas de cualquier agente invasor de conductas no deseadas o que no forman parte de su esencia moral. Y esas reglas y esos canales se van fortaleciendo en la medida en que las enseñanzas conductuales de quienes los dirigen en todas las áreas y esferas, se ajustan a las normas que se han trazado.

En la medida en que esas corazas van recibiendo los embates de costumbres dañinas y no deseadas, pero al mismo tiempo quienes deben servir de conductores actúan de acuerdo a las influencias negativas en  contraposición con  los principios que se habían creado, o sea, a las normas y las reglas que debían normar sus actividades, en esa misma medida se va debilitando y por lo tanto perdiendo su capacidad de protección.

Pero esa debilidad no se produce solo para una parte de la sociedad, como por ejemplo en el gobierno, la política, en el campo de la comunicación, la justicia etc., sino que sus influencias penetran a todos los niveles, aunque es lógico pensar que hay actividades en las que por su capacidad de influenciar, se hacen mucho más negativos por el campo de acción que cubren.

Lo que lamentablemente nos está ocurriendo es que los patrones de conductas negativos producto de  la invasión maligna y los principios éticos y morales, se han dispersado de tal manera que han logrado confundirse y ya hay mucha gente que titubea o  no sabe en realidad lo que es bueno o malo, porque muchos que de cualquier forma adquieren notoriedad sin ceñirse a los patrones conductuales que deberían servir de modelo, se convierten en figuras exitosas a las que no solo se les concede impunidad, sino que se les otorgan incluso privilegios.

Por eso no es de extrañarle a nadie que una parte importante de los   segmentos sociales, especialmente  de la cúpula dirigencial estén contaminados, sean gubernamentales,  congresuales, de la comunicación, la justicia, etc., porque la confusión ha penetrado y obnubilado muchas mentes, mientras  que desde las esferas de poder, para justificarse, algunos pretenden revertir las buenas costumbres en algo parecido a las que les ha permitido triunfar.

Mientras más personas logran escalar  a base de conductas no deseadas, la misma sociedad sin darse cuenta va  creando  corrosivos potentes y penetrantes que destruyen la coraza que debería protegerla de esas malas influencias, y así, como ocurre con el medio ambiente, la mayoría no le presta la atención debida, porque una buena parte de los líderes y conductores no se detienen ante las señalizaciones, advertencias o alertas de peligro, sino que  continúan su ritmo como si nada ocurriera, convirtiéndose en cómplices de la decadencia  moral.

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