Los contratistas en salmuera

Los contratistas en salmuera

Ocurrencias extrañas en la construcción de obras oficiales han ocurrido en las últimas semanas, después de las elecciones de mayo pasado. No es con el aumento de los precios de los materiales de construcción, sino de cómo funcionarios del gobierno están empeñados en rescindir contratos o dividirlos para favorecer a otros más leales al oficialismo.

Además, el anuncio de que se paralizarían todas las obras que no tengan más de un 75 por ciento de avance, refleja que será una acción punitativa para los contratistas que no fueron generosos con la reelección. Obras con escaso avance pero de contratistas cooperadores proseguirán raudas y veloces hacia su conclusión, ya que no le fallarán con el pago de las cubicaciones.

El caso de la autopista a Baní, paralizada desde muchos antes de las elecciones, se anuncia que se buscará a otra empresa constructora para que concluya el tramo desde el río Nizao hasta Baní, lo que parece indicar como que no hubo una buena reciprocidad por parte de los contratistas originales para la reelección, distinto al entusiasmo demostrado para aquella reelección del 2004.

Así mismo, la confrontación desatada en contra de la empresa concesionaria del peaje de Las Américas, para que se construyera la carretera de San Pedro de Macorís-La Romana y proporcionarle el mantenimiento a toda la vía desde Santo Domingo, nos enseña que hay intereses confundidos y decididos a frenar esa inversión extranjera. Es obvio que la empresa no había procedido con celeridad para cumplir sus compromisos contractuales, que ahora se dice que la culpa es del gobierno que no cumple con los propios.

Por igual, otro caso de acoso a contratistas ha ocurrido con el Boulevard de Punta-Bávaro, que los contratistas originales entregaron la obra después de acumular una pesada deuda de cubicaciones sin pagar. Evidentemente era el propósito de desanimar a los contratistas para asignarle la obra a otro grupo, más leal al partido.

Es indudable, para muchos sectores nacionales, de que está ocurriendo una velada retaliación en contra de quienes disfrutaban de obras millonarias pero no fueron consecuentes con el partido oficial, que debió recurrir a los fondos oficiales para sustentar eficazmente el proceso reeleccionista, provocando un gran desfase en los gastos oficiales que obligará a enmiendas serias y responsables para llevar austeridad a una maquinaria oficial que tira en saco roto sus promesas de control de gastos, ya que nunca cumple. La imagen del gobierno se encuentra enturbiada con las presiones que las autoridades han desatado en contra de determinados contratistas. El rumor público indica que la razón principal es que no fueron diligentes para entusiasmarse con la reelección. No se les pagan las cubicaciones, hacerlos renunciar a la obra, para entonces buscar a otros, que impacientes y cooperadores, esperan que se les reconozca su apoyo al partido de gobierno en cualquier circunstancia.

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