Los cuatro pilares

Los cuatro pilares

POR LUIS MANUEL PIANTINI
Recientemente las Autoridades Monetarias informaron sobre un plan diseñado para eliminar el déficit cuasi fiscal del Banco Central en el corto plazo, y el balance de los certificados de inversión en el largo plazo. Este  plan constará de tres pilares: 1. Aportes anuales de recursos fiscales por parte del Gobierno Central  2. Venta de muebles e inmuebles en manos del Banco Central y 3. La extensión del plazo de redención y fijación de la tasa de interés a los certificados emitidos por el Banco Central  mediante la creación  de instrumentos financieros con características definidas que puedan ser adquiridos por los interesados.

A este plan he señalado públicamente que se agregue un cuarto pilar que lo propuse desde el año 2003 y que es la colocación de bonos  a más de 20 años de plazo por parte del Gobierno en los mercados internacionales. He señalado que de esta forma se reduce el costo financiero del Gobierno ya que las tasas de interés en los mercados internacionales son mucho menores que las internas y muestran mayor estabilidad en el tiempo por lo que es más previsible el monto anual de los pagos.

De haberse acogido esta propuesta en esa oportunidad, el país se hubiese ahorrado como mínimo un monto de US$3,500 millones, se hubiese reafirmado la confianza en el largo plazo y el Banco Central estuviera dedicado únicamente al manejo de su política monetaria sin el ruido que le provoca el déficit cuasi fiscal en la determinación de las tasas de interés

La aplicación del señalado plan con cuatro pilares, extendería el costo de la eliminación de la deuda en el largo plazo y no se le cargaría solo a este Gobierno y a esta generación como en el caso de que se escogiese solo la de imponer una mayor carga fiscal con la creación de nuevos impuestos y mas aún en medio del gran desafío que implica el DR-CAFTA.

El ingreso por venta de muebles e inmuebles  es de lenta realización y los ingresos anuales no serían  suficientes para enfrentar por si solo el déficit cuasi fiscal.

Al 31 de julio pasado el monto de certificados sumaba RD$151 mil millones, de estos según informaciones el 40% estaba en manos de instituciones financieras y el resto en manos del público. Los nuevos instrumentos financieros creados por el Banco Central por su grado de sofisticación en su manejo son más propensos a ser utilizados por las instituciones y no por  pequeños ahorrantes que son rentistas y quieren mantener el mismo valor nominal de su capital y de los intereses   y no les interesa que su recuperación se extienda en el largo plazo, por lo que exigen plazos de redención del instrumento en el corto o mediano plazo lo que dificulta el manejo de la política monetaria.

El público tiene en sus manos valores en certificados por unos RD$90 mil millones y estos pesos se encuentran desmonetizados en las bóvedas del Banco Central, o sea que están fuera de la circulación. Dichos certificados generan  un costo anual para el Gobierno pero que lo esta pagando ahora el Banco Central de unos RD$ 15 mil millones. Si quisiéramos eliminar completamente de la potencial circulación los RD 90 mil millones,  el Gobierno tendría que asumir la deuda colocando en los mercados internacionales bonos por un valor cercano a US$ 3,000 millones  y entregar este valor en dólares a los dueños de los certificados.

Pero como los 90 mil millones  de pesos están fuera de la circulación y al intercambiarse los certificados por dólares entrarían a esta circulación 3 mil millones de dólares,  el peso se apreciaría significativamente, tal y como sucedió desde mediados del 2004 con el retorno de los capitales en dólares, apreciación que podría ser mayor, si las personas antes de la operación perciben que esto sucedería.

Como en el presente, una mayor apreciación del peso afectaría muy negativamente a nuestras exportaciones, entonces habría espacio, para reducir el valor de la emisión de los bonos en dólares y la diferencia  ponerla en la circulación en pesos con la cancelación del resto de los certificados en manos del público.

O sea que a través de los ejercicios de programación monetaria se podría determinar el monto de la emisión de bonos en dólares que podría ser colocado en el mercado gradualmente durante un periodo de 12 meses, conjuntamente con la emisión  de pesos. De manera que la economía pueda ir asimilando tanto los pesos como los dólares sin que afecte el tipo de cambio ni la tasa de inflación.

Pongamos un ejemplo; el Programa Monetario del Banco Central determina que para mantener el objetivo de inflación se pueden cancelar RD$ 60mil millones de certificados en pesos entregando US$ 2 mil millones  a sus dueños, y que este ingreso de dólares crea un espacio en la economía para que no se aprecie el peso, permitiendo por tanto,  la cancelación del resto de los certificados devolviendo en pesos los restantes RD$30 mil millones durante el periodo de meses que determine el señalado programa, los cuales entraran a la circulación monetaria.

La colocación de los bonos en dólares tendría un costo estimado anual para el Gobierno de unos US$ 200 millones o sea unos  RD$ 6.6 mil millones a la tasa actual, representando un ahorro para el Gobierno de unos RD$8 mil millones en intereses anuales,  y otros US$ 1 mil millones en ahorro de capital con la entrega a los dueños de los certificados  de los RD$30 mil millones que se colocarían en la economía al cancelarse el resto de los certificados.

Se ha señalado que el cambio de deuda interna por externa aumenta el riesgo de cambio de los pagos financieros del Gobierno, pero si permanece la deuda en pesos en manos del Banco Central como es en la actualidad, la estabilidad futura del peso dependería de si el Gobierno mantiene su flujo de pago anual al Banco Central hasta que se extinga esa deuda en el largo plazo, lo que no garantiza que esto acontezca sin la presencia permanente del FMI.

Luego sin ese flujo de pago se estaría de nuevo abriendo el escenario a la  posibilidad de otra gran crisis cambiaria que eliminaría todo el esfuerzo realizado y diezmaría de nuevo los ingresos reales de la clase asalariada. Luego bajo ese escenario, solo la   presencia  del FMI es la garantía que evitaria la posibilidad del surgimiento de nuevas crisis aunque dicha presencia elimina la libertad financiera del país. Por este motivo, la mayoría de los países latinoamericanos han sustituido por pasivos en bonos con el mercado privado la deuda con el FMI.

También un distinguido economista que señala las tres grandes crisis cambiarias y otras menores que han acontecido en los últimos 23 años, propone la emisión de unos bonos en pesos pagaderos en dólares pero asumiendo el inversor el riesgo cambiario. Esta propuesta supone que el inversionista privado desconoce  esas crisis y asume el riesgo que no se quiere para el Gobierno, por lo que no hay garantía del éxito de esta emisión a menos que no sea con una prima lo suficientemente elevada que anule para el inversionista el efecto de la  posible perdida cambiaria.

De todas formas no hay que preocuparse porque el Gobierno asuma una perdida cambiaria con la emisión de bonos en dólares, si la aplicación del modelo monetario de inflation target eliminaría la posibilidad  de esa perdida. Además, mientras respiremos, todo en la vida es asumir riesgo, lo que hay que determinar cual de todas las opciones posibles es la de menor riesgo  para el bienestar económico de la Nación. Por lo menos la dolarización eliminaría el riesgo cambiario que tanto es objeto de preocupación y así las grandes crisis cambiarias que han desgraciado en los últimos años el bienestar de la población dominicana.

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