Los cubanos buscan próximo líder después de Raúl Castro

<p>Los cubanos buscan próximo líder después de Raúl Castro</p>

El secreto sobre la salud de Fidel Castro carece de importancia, mientras su hermano más joven consolida el poder, reporta Marc Frank desde La Habana. Puede ser que Fidel Castro esté tocando a las puertas de la muerte, después de tres operaciones fallidas, como se informara en el periódico español El País; o puede ser que se esté “recuperando lentamente”, como insiste un médico español que lo examinó en diciembre, pero la orden en Cuba sigue siendo “mantener el rumbo”, aún cuando se esté preparando un cambio de liderazgo.

“Continuidad” es la palabra que José Luis Rodríguez, el ministro de economía y planificación recalca cuando se le pregunta sobre la política económica. “Continuidad” es el término en que insiste Carlos Lage, el vicepresidente, cuando se refiere a la situación política.

Con frecuencia, las fotografías de la propaganda oficial ahora muestran al presidente y su hermano Raúl -que ha estado ocupando su puesto durante los últimos seis meses-, juntos, o a los dos dirigiendo a rebeldes barbudos en las montañas. “Viva Fidel” “Viva Raúl” proclaman los carteles en las vidrieras de las tientas, como diciendo que, realmente, nada ha cambiado. Una caricatura publicada recientemente en la primera página del por lo general nada humorístico diario del Partido Comunista de Cuba, el Granma, muestra un brazo con la manga de un piyama, y la mano que sostiene un teléfono, del cual surge una voz que dice: “¡A sus órdenes, Comandante!”, algo difícil de imaginar si la salud de Castro se estuviera deteriorando más

“El Comandante no ha tenido nuevos retrocesos desde que el médico español lo visitó, y en realidad, está mejorando gradualmente”, dijo un funcionario que ha resultado ser preciso sobre la situación general de Castro anteriormente, y que pidió no ser identificado.

Los gobiernos occidentales concuerdan en que el secreto que rodea la salud de Castro ya no importa realmente, puesto que una transferencia, asombrosamente sin contratiempos, al Castro más joven ya se ha producido en medio de una calma pública igualmente sorprendente.

Raúl Castro ha consolidado su poder. En una serie de apariciones a finales de año, exigió más responsabilidad y menos excusas de los funcionarios, y concentró el debate en el parlamento sobre las principales quejas de la población -sin atacar ni una sola vez a “los nuevos ricos” u otros chivos expiatorios por la ineficacia del Estado, como casi seguramente hubiera hecho su hermano.

“Gracias en gran medida a Venezuela y China, la macroeconomía cubana está, en su mayor parte, funcionando mucho mejor. Al mismo tiempo, hay un sentido de urgencia para concentrarse en algunos de los temas más apremiantes que afectan la vida diaria de las personas que no existía antes, cuando solo los grandes proyectos recibían la atención debida”, dice Domingo Amuchástegui, un ex oficial de la inteligencia cubana que desertó a comienzos de los años de 1990, y que ahora imparte clases en La Florida. “Pero Raúl tiene 75 años”, dice Amuchástegui. “La pregunta importante es quién viene después”.

El Partido Comunista está preparando un congreso para más adelante, este año o en los comienzos de 2008, informan personas informadas del partido. Las elecciones para una nueva Asamblea Nacional, que a su vez elige el Consejo de Estado que nombra al presidente y primer vicepresidente, están programadas para 2008.

Ambos eventos deben disipar parte de la niebla sobre el futuro inmediato de Cuba. El congreso del partido es el acontecimiento político más importante en un país donde todos los demás partidos están prohibidos, y donde la constitución dice que guía la política. Elige un nuevo buró político, que a su vez nombra al primero y segundo secretarios, al menos para los cinco años siguientes.

La amplia mayoría del partido, gobierno y líderes militares están entre los 40 y 50 años. Nadie está seguro de si surgirá un nuevo “hombre fuerte”, o más liderazgo colectivo, o si vendrá una lucha por el poder por parte de un liderazgo de las generaciones más jóvenes de Cuba, nacidas y criadas bajo Fidel, por no mencionar qué nuevas políticas se desarrollarían.

Pero en caso de que el 70% de los cubanos nacidos después de la revolución olvidara sus orígenes, en estos días los miembros del partido están estudiando un folleto sobre los rasgos más destacados de Fidel Castro.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

Publicaciones Relacionadas

Más leídas