Los cuernos de un toro bravo

Los cuernos de un toro bravo

La inflación está embistiendo de lleno a la producción y al consumo, un efecto global de la pandemia con trastornos externos y locales. Enfrentarla en defensa del derecho a comer y de generar riquezas exige, efectivamente, asumir un compromiso de Estado, de capital privado y de quienes representan, convencionalmente aceptados, a los asalariados.

El Gobierno, visto en particular, además de receptivo a reclamos y propuestas, hace notables concesiones para mitigación de encarecimientos con múltiples programas asistenciales, jugosas exenciones a empleadores, cobertura de intermediación alimentaria, absorción de costos energéticos etc. Porque lo asistencial no basta, cobran gravedad el desempleo y los bajos salarios.

El monto de ingresos que solo lleva al 11% de la masa laboral a percibir más de 30 mil pesos mensuales, además de insuficientes tasas salariales mínimas, mantienen degradado el poder adquisitivo de las mayorías.

El ascenso libre del costo de la vida recibe como respuesta la exigüidad con que fluyen las remuneraciones por el trabajo. Mientras otros costos de producción escalan, el sudor laboral continúa subvalorado, sin la indexación justa y legal que corresponde.

A partir del reclamo de aumento ya expresado de un 40%, debe negociarse con cartas sobre la mesa en busca de un punto intermedio satisfactorio a las partes en cuanto a rentabilidad para producir… y para comer.

Delinquir con todo y rejas

Si los «privados de libertad» -en la práctica un eufemismo- de la fortaleza Duarte de San Francisco de Macorís estaban grotescamente agenciados de herramientas para matarse y asaltarse mutuamente, y para llamar por telefóno a cualquier vivo de fuera, sería difícil encontrar cuáles «privaciones» afectaban realmente su naturaleza y tendencia al lucro delictivo que los habían llevado a ese sitio.

Si acaso podían extrañar alguna fresca brisa a orillas del río Jaya. El encierro, como mecanismo sancionador y barrera contra el crimen, estaba inutilizado para tales fines entre los límites geográficos de la citada comunidad conmocionada por lo que ocurría en la cárcel pública sumida de repente en un sangriento motín.

Véase que, deplorablemente, el inaudito sistema penitenciario dominicano incluye «modelos» y antítesis, al parecer numerosas.

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