Los déficit de nuestra UASD

Los déficit de nuestra UASD

En la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) prevalece una situación que hay que afrontar con cierta premura. Hay un déficit de RD$30 millones mensuales derivado de un compromiso que el Gobierno no ha cumplido, relacionado con un alza de sueldos a profesores efectuada en el 2006.

Y  hay, además, un déficit académico porque la academia carece del personal docente para dar servicio a sus 171,000 estudiantes a nivel nacional. Ambos déficit se producen justo en momentos en que el Gobierno Central ejecuta en la universidad estatal un ambicioso programa de infraestructura de servicio.

Por razones obvias,  la universidad del Estado no puede mantenerse en condiciones tan desventajosas como las señaladas. Una de esas razones es que cada vez más jóvenes de escasos recursos deben prepararse para integrarse a un mercado laboral cada vez más exigente en términos de calificaciones, y la otra razón es que para satisfacer esa demanda se requiere de recursos financieros y académicos en cantidad y calidad suficientes. Es preciso que el Gobierno Central amortice la parte que le corresponde del déficit financiero y que las autoridades universitarias apresuren la adecuación de su capacidad académica a la demanda que le impone su población estudiantil. No olvidemos que la UASD es el futuro de mucha gente.

Frágil, menuda y con temple

En las luchas antitrujillistas, doña Lucy de Silfa puso a prueba que la fragilidad de su cuerpo menudo estaba sobriamente compensada con un temple de acero y una determinación indoblegable. Solo la ley de la vida pudo reducirla hasta llevársela al viaje sin regreso que nos espera a todos.  82 años tenía cuando pedía que se le permitiera morir en Santo Domingo, deseo póstumo en el que fue satisfecha.

Como economista y educadora,  hizo aportes importantes en la formación profesional de muchos jóvenes, a través de la escuela de Economía Política Henry George, que dirigía. Ella y su esposo Nicolás Silfa estuvieron en las primeras filas del Partido Revolucionario Dominicano, a cuya fundación y crecimiento ayudaron con entrega absoluta. En su cuerpo menudo alojaba recias convicciones, que predicó en pos de que el pueblo dominicano se librara de la tiranía. A ella debemos parte de nuestra libertad de hoy. Paz a sus restos.

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