Antier, en el curso de pocas horas, la Policía y la Dirección de Drogas develaron el involucramiento de por lo menos tres capitanes y dos cabos de instituciones castrenses en impresionantes carreras delictivas y se informó que uno de los oficiales acusados fue asesinado en el marco de su participación en un infame tráfico de personas en el que figuran también agentes de Inmigración de puestos en el aeropuerto de Las Américas doctor José Francisco Peña Gómez. Cabe reconocer que se trató de efectivas persecuciones de hombres de uniformes situados del lado de la ley contra hombres de uniformes colocados del lado del crimen.
Sin embargo, la satisfacción por este logro de la parte sana de nuestros cuerpos de armas y orden tiene que se seguida por alarma y preocupación pues estos últimos hechos rearfirman el mal de fondo de un preocupante número de individuos que al amparo de funciones que el Estado les concede aparecen en la participación de actos delictivos. Detrás de las conductas criminales que salen a la luz obran factores sobre los que debe enfocarse de urgencia la atención del país, y en particular, del Gobierno. Uno de esos factores sería el reclutamiento sin rigor de personal. Otro es la ausencia de vigilancia interna para detectar a tiempo focos podridos, y el tercero sería la presión enorme de los bajos salarios que se devengan en esas filas.
Ambientes de gran fragilidad
Un estudio aportado fructíferamente por científicos de España puso en evidencia la vulnerabilidad de la bahía de Samaná y el Parque de Los Haitises. Aguas de gran valor como reserva natural y en unos ámbitos de primer orden para el turismo, principal fuente de ingreso del país, están expuestas a contaminaciones que se extenderían con rapidez; difíciles de contrarrestar. Ocurre que la zona se caracteriza por corrientes subterráneas muy comunicadas y de intensos movimientos. Cualquier foco inusitado o permanente de sustancias residuales o de prácticas nocivas al ambiente podría tener efectos catastróficos.
Esta apreciación constituye un gran desafío en un país de poco rigor en la tarea de proteger el ambiente; de flexibilidad y contemporizaciones, y en el que con frecuencia es necesario que la sociedad emprenda ruidosas campañas contra la permisividad que se manifiesta ante propósitos de depredación de intereses privados.