WASHINGTON. Erich Wegscheider tiene un plan: competir en 28 de los eventos más duros del ciclismo, montañismo, triatlón y ultramaratón, y encontrar patrocinadores que corran con los gastos.
«No es barato. Participar en todos estos eventos está más allá de mis posibilidades», dice el atleta residente en California, mientras se prepara para enfrentar los 167 kilómetros de carrera de bicicletas de montaña Leadville Trail, en Colorado, en el oeste Estados Unidos. No está sólo. A medida que los deportes extremos ganan popularidad en todo el mundo, más y más deportistas se asocian con patrocinadores corporativos para cubrir el costo de su pasión, o vivir de ello.
Solo en Estados Unidos y Canadá se espera que las marcas se gasten 14.350 millones de dólares en patrocinios deportivos este año, un 4,9% más que en 2013, según la firma consultora IEG en Chicago.
Gran parte de este dinero va a parar a los equipos profesionales y a los atletas de primer nivel que pueden atraer a un gran número de seguidores hacia marcas que buscan una mayor exposición.
«Pero definitivamente estamos viendo ir algo de este dinero a deportes extremos», explicó a AFP el editor en jefe de Sponsorship Report, William Chipps, aunque señaló que sigue siendo una pequeña porción de la gran torta de patrocinios. Red Bull es el mayor patrocinador en deportes extremos. Ha respaldado a cientos de atletas en gran variedad de actividades, incluyendo a Felix Baumgartner, quien portó el logo de la bebida en su caída libre de 39 km hacia la Tierra en 2012.
«Fundamentalmente, quieren hacer cosas interesantes con su marca», dice Will Gadd, escalador de hielo y parapentista, quien afirma que Red Bull le permitió hacer una película sobre su expedición en 2006 para escalar témpanos a la deriva en Labrador, en su Canadá natal.
«La realidad es que hubiera ido y lo hubiera hecho de todas formas, incluso sin el apoyo de Red Bull, porque es lo que quería hacer», asegura Gadd antes de lanzarse a su próxima aventura: volar en parapente a lo largo de la Columbia Británica a través del valle de las Montañas Rocosas, de nuevo con el apoyo de Red Bull.
«Si eres realmente bueno en lo que haces, no es suficiente. Lo que tienes que hacer, año tras año, es hacer un buen trabajo representando a la compañía ante el público y tu deporte», explica.
– Atletas con ojo de esponsor – Gadd cuenta que en el mejor de los casos, «un atleta de deportes extremos patrocinado puede ganar unos 200.000 dólares al año». En su caso consigue gran parte de sus ingresos de la publicidad televisiva y un buen trabajo.
A menudo la norma es un patrocinio en especie en lugar de dinero.
La paracaidista estadounidense Taya Weiss se considera «bastante afortunada» al conseguir su traje, su paracaídas y sus arneses de fabricantes artesanales de equipos que no pueden permitirse gastar mucho en promoción.
«Si quieres ser bueno en esto, tienes que poner tu corazón y alma en ello, y un montón de tu tiempo. Y es caro», dice Weiss, quien estima que lleva un equipo valorado en 8.000 dólares cada vez que salta de un avión.
Kris Mathis, fundador de SponsorPitch.com, un servicio para poner en contacto a atletas con patrocinadores, explica que la idea de llevar el logo de un esponsor y conseguir un cheque cada mes por hacerlo ya no aplica.
«Vemos cada vez más que los buscadores de patrocinios exitosos ¡…¿ hacen el esfuerzo de pensar realmente como un director de marca» en su búsqueda del socio corporativo adecuado, cuenta.
La contracultura en la que vivían los deportes extremos en el pasado ha quedado atrás, gracias en parte a que cada vez hay más eventos como los X Games, que celebran su 20 aniversario este año.
«Hay menos estigma vinculado a conseguir dólares corporativos», apunta Marlene Morris Towns, profesora de mercadeo de la Georgetown University.