Los derechos humanos

<P>Los derechos humanos</P>

JOSÉ LOIS MALKUN
Declaración Universal de los Derechos Humanos: todos los individuos tienen los mismos derechos y libertades, sin distinción de raza, sexo, idioma, religión, tendencia política o posición social. Hay otros 30 artículos que garantizan esa igualdad.

No obstante, la falta de protección a mujeres y niños, que son cotidianamente maltratados y violados en nuestro país, representa una violación flagrante a los derechos humanos, sin que existan mecanismos legales e institucionales eficientes que protejan a esas personas. Solo en casos aislados y seleccionados se hace justicia.

El maltrato a los inmigrantes haitianos y a los dominicanos marginados, cuya único delito es ser pobres, también violan esos derechos sin que éstos encuentren mecanismos de protección para reclamar justicia y equidad. Lo mismo sucede en las cárceles dominicanas donde se vive en condiciones de extremo hacinamiento y promiscuidad.

Se violan los derechos humanos cuando se atacan marchas pacíficas y cuando se usan armas de fuego para dispersar o matar gente que no significa ninguna amenaza para la paz pública. Como también se violan esos derechos cuando se detienen malhechores que rara vez llegan vivos a la justicia.

 En los Estados Unidos, a los asesinos en serie también se les leen sus derechos porque de lo contrario puede quedar libre en la justicia por no cumplir con esa simple formalidad.

Nada de lo que hemos señalado son casos aislados. Aislados son los casos resueltos sin violar los derechos de las personas. Lo que no se puede es hablar de derechos humanos para un sector de la población y para otro no.

Así no vale. Porque si los pobres fueran los que sacaran arena de los ríos, hace tiempo hubieran estado presos o muertos por violar la ley, pero como son empresarios con influencias, le pasan por arriba a la ley. Y así sucede  en la generalidad de la sociedad.

Es probable que mucha gente esté de acuerdo con el Cardenal de que hay que actuar con mano dura contra la delincuencia, de lo contrario podríamos llegar a convertirnos en la isla del terror.

Pero eso no lo entienden los norteamericanos. Para ellos esas actitudes son propias del subdesarrollo. De la falta de transparencia e institucionalidad para combatir la criminalidad y delincuencia. De la corrupción y complicidad que domina a las propias instituciones de orden público. Y eso lo ha reconocido hasta el propio Secretario de Interior y Policía.

El problema es que cuando se miden resultados, todos esos ejemplos tienen un solo significado en cualquier idioma del mundo: Violación a los derechos  humanos.

Lo inaceptable es negar lo que hacemos y lo que somos. Porque el respecto a esos derechos no es de la exclusividad de un grupo privilegiado de la sociedad sino de todos los ciudadanos.

Y por eso compartimos 100% lo que dice el Departamento  de Estado de los Estados Unidos respecto a la violación de los derechos humanos en el país. 

La pena es que cuando se está en el poder hasta los funcionarios públicos con pasaporte norteamericano niegan esos hechos.

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