Los desafíos del pueblo

Los desafíos del pueblo

CARLOS FÉLIZ CUELLO
Las grandes mayorías del país, que no están comprometidas con el modelo actual, se encuentran atravesando por su peor crisis de los últimos cuarenta años.

En los últimos lustros el pueblo dominicano ha estado bajo el dominio de los que Juan Bosch llamó los «tutumpotes».

Cuando hablamos de mayorías nacionales nos referimos a los obreros, profesionales, chiriperos, pequeños y medianos comerciantes, campesinos.

También, en las Fuerzas Armadas y en la Policía Nacional, todos los hombres y mujeres que no se han sumado a los grupos corruptos dentro de esas instituciones.

Gobierno tras gobierno de los tres partidos que han controlado todo el poder económico, político y militar (PRSC, PRD y PLD) han ofrecido a esas mayorías, una y otra vez, la solución a los problemas básicos del país.

Entre estos problemas se encuentran: servicios de salud, educación, empleo, habitación, transporte, justicia, recreación y seguridad.

Todo esto sin contar con las ansias de respeto por los valores y por la soberanía nacional que ha acumulado históricamente el pueblo dominicano.

Lo real, lo medible ha sido que los tres partidos, encabezados por sus cúpulas, se han pasado más de cuatro décadas acusándose unos a otros de ser los responsables del empobrecimiento, de la corrupción y del desastre en que se encuentra hoy la sociedad dominicana, sin que se vislumbre un horizonte de solución, sino todo lo contrario.

Es obvio que se percibe y se prevé un agravamiento de la crisis actual.

Acabamos de terminar un 2005 con un país:

-Totalmente hipotecado, sin soberanía

-Con un incremento de la corrupción pública y privada

-Con un presupuesto donde más de 70 mil millones de pesos serán destinados al pago de los servicios de la deuda externa

-Con una vergonzante política de impunidad ante funcionarios públicos acusados de corrupción, y sectores económicos que son parte responsable de la crisis

-Inmenso incremento incontrolable de hechos de violencia social e inseguridad ciudadana

-Sometimiento del Gobierno y los demás sectores que controlan el país a una política migratoria que sólo beneficia a intereses extranjeros y a quienes controlan la nación

-Pérdida de la soberanía alimenticia, con la próxima entrada y vigencia del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Centroamérica (DR-CAFTA)

-Un territorio de poco más de 48 mil kilómetros cuadrados dividido en 32 provincias y un Distrito Nacional, que tendrán que cargar a partir del 16 de agosto de 2006 con 178 diputados y más de 2 mil regidores en 151 municipios.n Sin contar los más de 30 senadores. Todo esto como parte del mercado politiquero en que han convertido el país los que controlan la sociedad.

-Control total de las actividades económicas y financieras por parte de organismos internacionales, como FMI, Banco Mundial, etc.

-Un injusto y excluyente sistema de salud, donde sólo el que tiene recursos tiene acceso a un servicio de salud humano, a tiempo y con calidad.

-Uso del territorio nacional como base o formación de entrenamiento de soldados que operan en otros territorios y sociedades, agrediendo y vulnerando soberanías.

-Un sistema judicial producto de la repartidera de intereses de los sectores que controlan el país.

-Un sistema de partidos cada vez más cuestionado y corrompido por sus desastrosas acciones y pérdida de credibilidad en gran parte de la ciudadanía.

-Tres partidos que se han convertido en la misma cosa, por más que afirman que son diferentes

-Un famoso crecimiento macroeconómico que sólo beneficia a un grupito.

Ante este cuadro, los sectores y grupos que controlan el país se aprestan a montar otra vez el mismo espectáculo de siempre: las mal llamadas lecciones; en este caso para seleccionar a sus senadores, diputados, síndicos, vicesíndicos y regidores.

Pero no cabe duda de que saldrán y juramentarán los mismos y parte de quienes son co-responsables de la miseria y empobrecimiento de este pueblo con sus inmorales hechos generados en dichas instancias en tiempos recientes y pasados.

Por tanto, y ante la necesidad impostergable de presentar una propuesta político-orgánica que se plantee la toma del poder, y cambiar profundamente el país para que el pueblo se convierta en protagonista de su futuro, se hace prioritario:

Unir a toda la ciudadanía que entienda que los tres partidos tradicionales son la misma cosa y han sido los responsables del desastre actual.

Desarrollar una propuesta político-democrática de izquierda, y de personas independientes que crean que es posible crear y desarrollar una sociedad con valores solidarios, de equidad y humana, en la que el ser humano, y no el mercado, sea lo que determine qué y cuánto se produce para la gente.

Entender que este sistema de partidos y sociedad fracasó en su intento de poder resolver los problemas fundamentales de la gente, y que por tanto es época y tiempo de que el pueblo trille su propio camino.

Que en ese propósito no tiene sentido participar en el próximo espectáculo electoral, sino prepararse e ir desarrollando la propuesta política, a nivel nacional, que nos vaya colocando en la ruta de la toma del poder a corto y mediano plazos.

Que participar en este escenario, en estas condiciones, es contribuir a crear la falsa idea de que los opuestos a estas cúpulas partidarias y corrompidas somos pocos.

Esta falsa percepción se ha generado porque el resultado obtenido por los sectores progresistas en los procesos electorales ha sido hasta ahora pírrico.

Se ha divulgado la idea de que no es posible tomar el poder, ocultando la gran realidad de que realmente somos mucho más de lo que miden los resultados.

Pero tenemos que cambiar los métodos, los objetivos, la táctica y la estrategia.

El gran desafío del pueblo y sus dirigentes es la unidad en la diversidad, la propuesta de un proyecto de sociedad totalmente distinta a esta.

Ya estos desafíos los hemos empezado muchos, y no desmayaremos hasta verlos hechos realidad.

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