Los desafíos para gestionar la crisis post pandemia del COVID-19

Los desafíos para gestionar la crisis post pandemia del COVID-19

En nuestro escrito anterior titulado “El mundo después de la crisis del Coronavirus: El Estado ha vuelto”, hemos hecho una prospectiva de los retos y desafíos que enfrenta el Estado: lo público y el interés colectivo tienen más relevancia ante esta pandemia. Predomina el bien común, la reorientación de la economía y la sociedad en defensa del interés público, pero nos enfrentamos a los hiper-presidencialismos, nuevos populismos, presencia del Estado autoritario vs capitalismo, la gran usencia del Estado para garantizar servicios básicos, y el atrincheramiento neoliberal de las élites financieras y económicas.
En el aspecto de la democracia y la representación política, pudiera pensarse que la confianza en algunos líderes políticos, por el manejo de la crisis sanitaria del COVID-19 está creciendo; se supone que si estamos en medio de una crisis tenemos que confiar en los lideres y gobernantes, pero eso no siempre está sucediendo así. Es evidente que una incertidumbre inédita en l que nadie tiene respuestas necesitamos líderes que sepan reconocer sus limitaciones, opuesto a los populistas, que son líderes que no reconocen sus limitaciones.
Esta crisis ha mostrado las fortalezas y debilidades de las instituciones políticas. Mientras en Noruega se observa todos los días en la Televisión a líder de la Confederación de Sindicatos, Hans-Christian Gabrielsen, proponiendo soluciones para superar la crisis, y a pesar de que hay un Gobierno derecha, todos los ciudadanos valoran ese dialogo. Sin embargo, En España la derecha política propicia el obstruccionismo constante al gobierno de Izquierdas de Pedro Sánchez. Su objetivo es derribarlo. Ello inquieta a la ciudadanía que quiere certezas, en lo posible, ante tantas incertidumbres.
Lo que viene después del COVID-19: el impacto económico, geopolítico y en la seguridad ciudadana
Si se observa la tendencia de despidos, procesos de quiebras de algunas empresas que sufren los golpes de la crisis económica, y la recuperación lenta de la actividad económica, estimo el surgimiento de tendencias de nuevos ciclos de protestas después de esta crisis sanitaria; los temas de seguridad ciudadana y geopolíticos en las fronteras, son también algunos de los escenarios que tendrá que enfrentar el Estado en gran parte del mundo.

Por eso, la política fiscal del Estado debe concentrarse en la gente y en las empresas, para cuando empiece el proceso de recuperación económica sea menos traumático para la economía, sobre todo, en los negocios más afectados como hoteles, restaurantes, ferreterías, servicios de salones de belleza y barberías, tiendas de ropa y electrodomésticos, gimnasios, entre otros, ya que la salida de capital e inversión ha sido excesivo, pues las empresas han decidido sacar fuera de América Latina aproximadamente en los últimos 3 meses casi 30 mil millones de dólares, y lo han destinado a lo que llaman “activos seguros” como papeles del Tesoro Norteamericano o programa de ahorro en bonos del Tesoro de los EEUU.

El gran reto es cómo reactivar o realizar una reapertura de la economía sin afectar la salud, extender mas allá del lo planificado las ayudas sociales.

Aunque en estos momentos es muy difícil, hasta para los expertos, hacer proyecciones económicas, se advierte una profunda recesión mundial. No se tiene certeza del impacto, que son muchos, pero la gran duda y la incertidumbre es cuánto va a durar el choque para iniciar la recuperación económica. Estamos en territorio desconocido, navegando sin brújula y sin compás, la mayoría de los gobiernos están tomando decisiones de forma frenética, donde no le es posible planificar antes de actuar. Lo que sí es previsible es que aquellos países que no controlen la pandemia tendrán un impacto en sus economías aun mayor de lo previsto.

También creemos que el proceso de democratización se enfrenta a graves desafíos para gestionar la crisis post pandemia. Por ejemplo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha afirmado que la pandemia desatará una crisis humanitaria en Haití, “una tormenta perfecta que se acerca” pues los casos reportados son muchos más que los que su deficiente sistema de estadísticas les permite registrar. Esto es grave para la República Dominicana, ya que se debe preparar un plan integral de control migratorio que impida que las secuelas de la inestabilidad política en el vecino país haga colapsar, no tan solo nuestro sistema de salud, que producto de la pandemia ya está en su máxima operación, sino también, la seguridad ciudadana, que implica mayor inversión en instituciones de defensa, militares y de policía para la prevención, control y lucha contra la violencia, la criminalidad y la seguridad fronteriza. Pero además, se trata de un asunto de soberanía, seguridad alimentaria, etc.
En el aspecto de la geopolítica advierto no tan solo nuevos conflictos entre países como China y Estados Unidos, sino también, crisis entre fronteras y temas migratorios en América Latina y Europa, pues, se generan desequilibrios por el desplazamientos de personas, relaciones de poder entre fuertes y débiles, una verdadera lucha en donde se imponen aquellos que tienen más recursos, por lo que es tan necesaria la solidaridad y la cooperación entre quienes están cerca y entre quienes son débiles. Debemos evitar que pase lo que se vio con la Cooperación Europea, que dejaron sola a Italia, y la Unión Europea tuvo que pedirle perdón por falta de ayuda y la dimensión en que perjudicó a esta nación la pandemia.
Que resurja o se agudice la rivalidad entre China y Estados Unidos puede condicionar la capacidad de respuestas de los países de América Latina, es una crisis estructural que se conecta entre una respuesta y la otra. Es por esto que los gobiernos tienen que repensar el Estado en estos tiempos de crisis Económica y escenarios de globalización. Es un dilema, pues nos enfrentamos a la competencia en el nuevo orden mundial, cuando lo ideal debe ser la cooperación internacional porque hay países con distintas capacidades y diversos niveles de desarrollo.
En conclusión, lo peor de la crisis de la pandemia del Coronavirus COVID-19 es la lucha contra los que proponen soluciones con populismos, autoritarismos y proteccionismos.

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