¿Los desastres son naturales o son políticos?

¿Los desastres son naturales o son políticos?

Estoy segura que no es la primera vez que has leído o escuchado sobre este interrogante, sobre todo cuando ocurren tragedias como lo acontecido en Valencia, España donde el pasado martes 29 de octubre una depresión aislada en niveles altos (DANA) provocó lluvias torrenciales que acumularon cerca de 500 milímetros (l/m2) en algunos puntos, lo que produjo el desbordamiento de varios ríos y barrancos.

Como consecuencia; comunidades completamente inundadas, pérdidas incalculables, cientos de vehículos flotando, servicios colapsados y personas atrapadas muriendo, y al momento que escribo este artículo las cifras oficiales apuntan a que al menos 217 personas han fallecido, cifra que sin ánimos de especular y por las informaciones he recabado, lamentablemente podrían ser muchas personas más.

Otro ejemplo reciente han sido las devastadoras lluvias del viernes 4 de noviembre del 2022 y sábado 18 noviembre del 2023, en República Dominicana que sumaron una estela de luto y dolor con solo un año y 14 días de diferencia.

Una de las creencias más arraigadas sobre el tema es suponer que los desastres se deben a fuerzas naturales poderosas o sobrenaturales que actúan irremediablemente contra la humanidad.

Por eso es una discusión necesaria que debe hacerse desde la conciencia ciudadana, es decir, sabiendo las responsabilidades, tanto de nosotros como ciudadanía, como de las autoridades que nos representan y que deciden por nosotros lo que es “mejor” para nosotros.

¿Pero qué provocó exactamente el desastre en la Comunidad Valenciana? Las autoridades del gobierno local que dirige el presidente regional Carlos Mazón a través de la agencia de protección civil emitieron una alerta de emergencia a los teléfonos de los residentes de la zona pasadas de las 8:00 de la noche del martes, cuando las inundaciones ya cubrían gran parte del territorio y la tragedia era inevitable.

Esto a pesar que la Agencia Estatal de Meteorología había elevado al máximo la alerta.

Ante la catástrofe se han reavivado las críticas al gobierno de Mazón que eliminó la Unidad Valenciana de Emergencias (UVE, un organismo que creó el anterior Gobierno del PSOE, Compromís y Podemos en febrero de 2023, con Ximo Puig a la cabeza.

El órgano se creó con el objetivo de “mejorar la coordinación autonómica en la respuesta de catástrofes naturales como incendios forestales o inundaciones”, y dependía de la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias (AVSRE).

La UVE estuvo activa apenas unos meses, pero fue suprimida en noviembre del 2023 cuando el Partido Popular (PP) llegó junto a Vox a la Comunidad Valenciana.

A todo esto se suma las duras críticas que enfrenta el gobierno central que encabeza el presidente Pedro Sánchez por no haber movilizado al ejército a tiempo y además se le acusa de rechazar una oferta del gobierno francés de enviar 200 bomberos para ayudar en las tareas de búsqueda y rescate.

“El uso de la palabra “natural” para describir los desastres puede dar la impresión de que estos son inevitables y que las acciones humanas pueden hacer muy poco para prevenir o mitigar sus impactos”, ha afirmado al respecto y en reiteradas oportunidades Mami Mizutori, Representante Especial del Secretario General de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres.

Y concuerdo porque los últimos cuatro años, he estado sentada en la mesa donde se toman decisiones en situaciones como estas, y por eso sé que las medidas oportunas como por ejemplo: extender un horario de un servicio de transporte colectivo para que la gente pueda llegar a tiempo a sus hogares o hasta para que sirva de refugio en una ciudad que colapsa cada vez que llueve, hace una gran diferencia.

Por ese motivo, soy una abanderada de que la forma en que se gestionan esta u otro tipo de emergencias está estrechamente ligada al impacto que puedan generar, es cierto que no podemos evitar los fenómenos naturales, pero las medidas de precaución, el debido ordenamiento territorial y urbanístico, los trabajos de mantenimientos, las alertas meteorológicas y contar con un protocolo, personal técnico, equipos e infraestructura necesarios, pueden hacer mucha diferencia y esa apreciadas y apreciados lectores es una responsabilidad de nuestras autoridades, por tanto un asunto político.

También está la responsabilidad ciudadana que se manifiesta cuando hacemos caso a las recomendaciones y medidas de precaución, pero sobre todo en la que somos conscientes de cómo nos estamos relacionando con el medio ambiente y cuál es nuestra contribución para evitar en la medida de lo posible los embates del cambio climático.

Y por supuesto, tomar en cuenta la responsabilidad del sector privado, me ha tocado ver varias imágenes donde en el caso de España se ven circular varios camiones de importantes y poderosas cadenas de suministros y servicios que pusieron en riesgo la vida de sus colaboradores y suplidores y ahora ahora colocan una cinta negra en una redes sociales y posiblemente estén elaborado un plan de gestión de crisis para solucionar sus negligencias con “responsabilidad corporativa.” Lo mismo ocurre en nuestro país, sino pregúntale a las empresas de servicio a domicilio o deliverys.

Otro aspecto que no puedo dejar de exponer en esta entrega es la manipulación de la información de eventos climáticos como estrategia de algunos sectores para avanzar en agendas políticas predeterminadas.

La ola de desinformación y noticias falsas sobre catástrofes naturales se ha convertido en una herramienta política, ¿pero por qué se da este fenómeno? Mi lectura es que la construcción de estos falsos relatos distorsiona la percepción pública sobre este tipo de catástrofe, y con ello influye en las decisiones y en la respuesta gubernamental ante los desastres.

Cuando se minimiza o se exagera la gravedad de los eventos climáticos pretenden influir en la opinión pública y desviar la atención de otros problemas. Una táctica que crea confusión y desconfianza entre los ciudadanos. Al final se dificulta la adopción de medidas efectivas para enfrentar las crisis climáticas. Y eso también es político.

Al sexto día tras la tragedia y la devastación continúa. Los reyes, Felipe y Letizia, llegaron este domingo a Paiporta junto al presidente de Gobierno, Pedro Sánchez y el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, una visita en la que, lejos de la normalidad, ha estado marcada por la tensión y donde han sido recibida por ciudadanos, indignados por su llegada, que han llegado a tirar barro y objetos contra ellos.

He visto muchos comentarios condenando y apoyando la acción, y sin ánimos de justificar cualquier manifestación de violencia que es inaceptable y también ha sido aprovechada por grupos de extrema derecha que se han infiltrado, pero por lo que he explicado anteriormente la reacción de la gente era de esperarse, sobre todo cuando es evidente que hay comunidad descontenta, polarizada, con un sistema insuficiente y con una monarquía cuestionada y que sale muy cara y que ahora encima está completamente devastada.

Ojalá que este episodio que protagonizaron cuatro de los altos perfiles de poder, sirva para establecer consecuencias sobre la negligencia que le ha costado la vida a tanta gente. Y nosotros en el “patio” estaremos a la altura para dar respuestas más oportunas. Y desconfíen cuando escuchen alguien decir que las situaciones que nos afectan como colectivo “no se pueden politizar.”

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