Los desequilibrios

Los desequilibrios

El equilibrio macroeconómico es la quinta esencia de la buena administración del quehacer público. Pero también es el reflejo de los aciertos o desaciertos de mercado. 

Por ejemplo, la reciente crisis financiera mundial fue producto de los fallos en los mecanismos del mercado para impulsar al sector inmobiliario.

¿En qué falló? Dándoles facilidades de pago por un largo periodo (solo los intereses) a familias que compraban casas de 500 mil dólares cuando no tenían ingresos ni para una de 200 mil.

Eso produjo una hecatombe financiera por los incumplimientos en el pago de las hipotecas al momento de pagar el capital. Se convirtieron rápidamente en “hipotecas basura”.

El efecto sistémico no se hizo esperar y los gobiernos, para evitar un colapso total de la economía, comenzaron a salvar bancos comerciales y de inversión, compañías de seguro y conglomerados industriales que emplean millones de trabajadores.

Sobre lo “sistémico”, es algo como el efecto dominó. Si usted coloca las fichas paradas una muy cerca de las otras y tumba la primera, todas las demás fichas irán cayendo gradualmente. Para detener la caída, su mano tiene que intervenir y neutralizar el efecto.

Eso hicieron los gobiernos en la reciente crisis, ya que estas “hipotecas basuras”, fueron vendidas a otra institución financiera, esta a su vez a otra y así sucesivamente, cruzando fronteras y continentes y extendiéndose como una plaga de langostas en las entrañas de la economía mundial.

Esa crisis generó grandes desequilibrios fiscales por la cantidad de recursos públicos usados en los salvamentos. También desequilibrios externos inmensos por la caída del comercio mundial.

El desempleo se duplicó y hasta se triplicó en muchos países desarrollados y la gente compraba solo lo esencial, cayendo fuertemente la demanda, que es el ente impulsor del capitalismo.

Como corolario, las bolsas de valores alrededor del mundo se desplomaron, causando grandes pérdidas financieras y caída de la producción.  

El costo de la crisis se estimó en tres trillones de dólares (un trillón=millón de millones).  

Para salir de la recesión, el FMI recomendó impulsar el gasto gubernamental (política anticíclica) para aumentar la demanda, con lo que aumentó aun más el déficit fiscal y la deuda pública. Lema: salir primero de la crisis y después resolver. 

Pero los desequilibrios más comunes lo generan los gobiernos por el manejo irresponsable de sus finanzas. Aquí el efecto sistémico depende del tamaño de cada economía.

Por ejemplo, la crisis de Argentina, donde se produjo el famoso corralito, ocurrió en el 2001, y se llevó de camino a dos presidentes, impactando fuertemente en Uruguay (colapso bancario), Chile, Brasil y Paraguay.

 Pero también afectó al resto del mundo, ya que al declarar oficialmente la cesación de pago de su deuda externa, muchos viejitos retirados de Alemania y Bélgica se quedaron en la bancarrota, perdiendo sus pensiones que habían sido invertidas en bonos argentinos.

Lo mismo ocurrió con la crisis mexicana o asiática. Y ocurriría con Grecia, si no hay un salvamento.

¿Cuál fue el problema de Argentina? Desequilibrios en todos los frentes: se endeudó demasiado en el corto plazo para financiar un gasto más allá de sus posibilidades, agotaron las reservas del Banco Central para mantener una ficticia convertibilidad (peso=dólar) y la fuga de capitales, por la recesión y devaluación inminente, se encargó del resto. Todo explotó de repente.

El corralito fue el detonante. Esta medida establecía fuertes restricciones a los depositantes para extraer dinero de los bancos, sea a plazo fijo, cuentas corrientes y caja de ahorro. ¿Resultados? Pánico colectivo.  En el próximo artículo hablaremos de los desequilibrios de la economía dominicana. (Continuaremos con este tema).

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