Los desmemoriados  de la izquierda local

Los desmemoriados  de la izquierda local

Braulio José Torres espera recuperar la salud tras una cirugía triple para concluir sus memorias que harán escándalo. En el ínterin ha podido apreciar lamentables olvidos entre los pocos que han escrito la historia de la izquierda dominicana.

 Humilde, sereno, no refleja su pasado de revolucionario activo militando o dirigiendo en casi todos los movimientos rebeldes, desde el trujillato cuando sacaba subrepticiamente de la Armería rifles, revólveres, ametralladores, tiros, ocultos en bidones de leche y  en cubetas disfrazadas con vísceras de reses.

 Ha trabajado siempre, en empresas privadas y públicas, salvo ahora que está bajo licencia médica. Pero no ha abandonado la lucha por una sociedad justa. 14 de Junio,  Movimiento Popular Dominicano, Partido Comunista Dominicano,  Partido Comunista Unificado le han tenido con la firmeza de un soldado. Viajó, se entrenó en Cuba y la Unión Soviética. Compartió con líderes del socialismo internacional y, sin embargo, el intrépido guerrero  perseguido, encarcelado, deportado, no reclama para sí reconocimiento. Lo pide para otros que combatieron o cayeron en nombre de la Patria y han sido relegados.

 Como fueron, por ejemplo, los activistas de San Cristóbal. “No se ha considerado lo que fue el Comité Provincial del MPD en esa ciudad”, manifiesta Braulio secundado por el ex camarada Salvador Batista, en cuya casa se entrenaba militarmente y ocultaban las armas. Batista recibió a Torres cuando éste regresó desde Cuba con la misión de restablecer el enlace entre la dirección del MPD y la revolución cubana, roto por el golpe de Estado contra Bosch, y para iniciar los preparativos de un frente guerrillero que vendría desde Cuba. “Pero ya Ilander  Selig había traído a Cayetano Rodríguez del Prado, Leopoldo Grullón y el chino Ramos Peguero. Todos fueron apresados en Montecristi”.

El grupo de San Cristóbal.  Nacido en Santiago el 26 de marzo de 1937, Braulio contaba 21 años cuando en 1958 asumió la arriesgada tarea de colectar piezas de fusiles “Máuser” y carabinas “Cristóbal” y junto a Blanco Nivar Seijas y Bienvenido Arámboles tuvo el coraje de atarse al cuerpo, desde el tobillo hasta la cintura, cañones de estas armas.

 Empero, lo que destaca es el valor de Rafael Mateo, Juanerges Peña, Amado Robles, Rafael (Tuto) Valdez,  Fabio José  y Fabionel Martich, “forjadores del MPD en San Cristóbal”.

 “Allá se creó una estructura muy sólida, a tal grado que en la finca de Fabio José se iniciaron los entrenamientos militares. Francisco Torres, mi hermano, trasladaba el personal, y en 1963 Mateo fue elegido para ir a Cuba con los diplomáticos cubanos que estaban en Jamaica”, narra. El derrocamiento de Bosch le sorprendió en la hermana Antilla donde estaba desde diciembre de 1962 unido a René Sánchez Córdova, Onelio Espaillat, Maximiliano Gómez, “Defilló”, Cayetano Rodríguez, Leopoldo Grullón, Tico López Molina, Leonte Brea, Frank Lendorf y “Freddy (La Cañita)”, entrenándose, refiere.

 Ya la policía había descubierto a esos “comunistas” con armas “manufacturadas en la Fábrica de Armas Dominicanas en San Cristóbal”. En este expediente, parte de la  documentación que  ha localizado para su revelador libro, figuran además, José Aníbal Sánchez Fernández, Daniel Ozuna Hernández, Tomás Arturo García Saleta, Juan Miguel Román, Máximo Bernal, Jorge Artsen (Yiyi), Américo Dionisio García (Hico), Luis Cuello Reynoso, Braulio, Silvio Tejeda Alíes, Pedro Valerio Pérez, Evelio Antonio Hernández Brito, Ángel Custodio Sánchez (Rojito), Luis Ernesto Moreno, Rafael Ramírez. Pertenecían a diferentes movimientos de izquierda y aparecían con direcciones, tipo y cantidad de artefactos en su poder.

 “Ese movimiento comenzó estando yo en el 14 de Junio”, añade, y agrega a Rafael Estrada e Isaac Mateo Oleaga. Braulio se desempeñaba como técnico tornero, Evelio Hernández laboraba en la Intendencia y Estrada era jefe del departamento de dibujo. Luego se integraron Américo Dionisio García, Mon Suero, Pedro García, narra. “El enlace de nosotros con el grupo de San Cristóbal era Juan Miguel Román”, señala.

 La policía les atribuía tener más de 300 armas, ellos calculan que no pasaron de 30.

 Braulio José Torres, que peleó gallardamente en abril y junto a Orlando Martínez recibió entrenamiento de estado mayor en la Unión Soviética, conoce interioridades de “la traición de Camilo “Thodelmamm”, su compañero en la Armería, denunciado “por un señor llamado Chuchú Mora, como agente”.

Torres lo informó a Manolo pero éste defendió la lealtad de quien luego demostró lo contrario, según piensan Braulio y Salvador. Torres no cree que las guerrillas de Tavárez Justo fracasaran por defectos de las armas, como se afirma. “Eran legítimas, se probaban antes de entregarlas, yo usé mi revólver, tiré tres tiros cuando mataron a Trujillo. Camilo le compró 20 armas al Intendente y Juan Miguel le dijo a Evelio que eran buenas”. Basa el revés en otras razones.

 El hijo de Vicente Antonio Pérez y Antigua de la Luz Torres, que en la guerra y en las prácticas militares era llamado “Bernardo Pérez”, “Jorge Parra” o “Salvador Batista”, salió del MPD en diciembre de 1965, después de haber combatido al invasor norteamericano en el comando de la “Enrique Henríquez”, porque por pugnas internas se iba la gente con quien tenía más afinidad. En 1966 pasó al PCD donde estuvo hasta 1984 como Jefe Militar. Se produjo “una confrontación ideológica, disgustos en la forma de dirección y se planteó la división después del Tercer Congreso. De ahí salió el “Movimiento Cuestionador del PCD”. Entonces Torres fundó el Partido Comunista Unificado (PCU), que encabeza y del que fue primer secretario general. “Todavía está muy débil, pero vive”.

 Las dolencias físicas no han afectado la memoria admirable de este técnico industrial, archivo humano de la izquierda criolla. Sacará a la luz datos estremecedores. Los años no han variado sus concepciones políticas. “Las ideas siguen latentes, firmes, asimilamos los cambios que da el mundo y tratamos de adaptarnos sin que merme nuestra base ideológica”.

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