Los dilemas de la educación

Los dilemas de la educación

A lo sumo, el 4% del PIB invertido en la educación podría colocar al sistema en una situación de desempeño; pero ello no equivale a una revolución transformadora de todos los males sistémicos que arrastra la educación dominicana. Esto lo hemos repetido en numerosos artículos, y puesto que ya la ejecución presupuestaria del 4% está en marcha, sería bueno afrontar algunos de los dilemas frente a los que nos sitúa la realidad educativa nacional.

Lo primero es la necesidad de enfrentar la cobertura formativa de la primera infancia (0-6 años), porque la gran mayoría de los niños pobres dominicanos no la recibe. Según el Departamento de estadísticas del Ministerio de Educación, de 0 a 5 años la cobertura es apenas del 21,6%, un dato de manifiesta inequidad, puesto que los sectores de mayor ingreso en nuestro país alcanzan una cobertura del 100%. Ya es un lugar común la importancia de estos primeros años en la formación de un niño, y la ciencia ha demostrado que es en ese ciclo que se consolidan las redes neuronales sobre las que se van a asentar todos nuestros aprendizajes futuros. Llevar la cobertura de la primera infancia al 100% de la educación pública, no sólo sería una pequeña revolución en el sistema, sino que corregiría una profunda desigualdad social.

Lo segundo es el déficit de la comprensión lectora de nuestros estudiantes. Mi vida ha sido discutir en el aula, he escrito numerosos artículos sobre la conciencia lingüística de nuestros estudiantes, pero no hay un instante más esclarecedor respecto de las miserias del sistema educativo dominicano, que ése en el cual el estudiante se ve obligado a otorgar sentido a lo escrito por otro. La lectura es un acto complejo, y un discurso involucra numerosas estructuras textuales que organizan el universo de sentido en el acto de habla. Escuchar, hablar, leer y escribir; competencias ineludibles de la enseñanza de la lengua, agudizan el pensamiento lógico, y facilitan los procesos cognoscitivos de comprensión, almacenamiento y recuperación. Un estudiante situado ante la necesidad de explicar un texto pone en juego sus saberes lingüísticos y culturales, y obliga a la imaginación a edificar mundos ficticios. No sólo es, en ese instante, un creador; sino que interrelaciona los hechos, atribuye significación a las palabras, aprende a establecer inferencias, juega con los límites de la lógica formal, y se libera mentalmente de forma y función al explicar un texto. En los informes del “Laboratorio latinoamericano de evaluación de la calidad de la educación” hemos quedado siempre en el último lugar en comprensión lectora, entre quince países estudiados. Por eso es necesario enfrentar con planes y programas concretos, ese talón de Aquiles de la educación dominicana.

El tercero y último dilema atañe al cacareado pacto por la educación. Este pacto tiene que asumir el hecho de que los partidos políticos han fracasado como administradores absolutos de la educación nacional. El sistema está lleno de “informes técnicos”, “Diagnósticos”, y “Estudios” que han configurado una enmarañada red de vías para regenerarlo. Lo que falla es el nulo impacto entre la investigación y la acción, la verificación en el aula del esfuerzo de transformación, y la falta de equidad en la educación que se ofrece en el sector público, en comparación con el sector privado, como si hubiese dos sistemas. Para creer en el influjo positivo de un pacto social por la educación, hay que dejar fuera la piñata política, y apostar a estrategias de fortalecimiento alejada del partidismo.

Escribo sobre el tema educativo porque me liga a él casi cuarenta años de vida docente. Pero sobre todo, porque en medio de la ejecución del 4%, conquista indiscutible del pueblo dominicano, nada más se oye hablar de construcciones de planteles y readecuación de aulas, que forman parte del déficit general del sistema, pero que ni siquiera es lo más importante de la crisis.

Hay que hablar del cambio en la formación profesoral, de las transformaciones en la conducta de entrada al sistema, del valor social del maestro, de la importancia de la educación en las estrategias de desarrollo, del papel de la sociedad en el sistema educativo, etc.

Porque la educación de calidad en la República Dominicana tiene un largo camino que recorrer, y cuanto antes echemos a andar es mucho mejor.

 

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