Los diputados de la feria y el artículo 146

Los diputados de la feria y el artículo 146

En el feudalismo, las ferias o mercados de carácter provisional para la compra y venta de mercancías eran promovidas por las guildas o mafias, unas asociaciones de mercaderes organizadas para vender sus productos que dieron origen a la ciudad moderna. En pleno siglo XXI, en nuestro país, la cámara de diputados, se ha constituido en asociación de mercaderes que organiza sus ferias para promoverse políticamente.

Los diputados del Congreso de la República, en un acto de malversación de los fondos públicos, que los convierte en potenciales reos de la justicia, acaban iniciar su feria navideña con la de auto asignación de cerca de 700,000 pesos, distribuidos en 250,000 en efectivos paras sus cuentas personales y más de 450,000 en bonos y especies para ser repartidos entre allegados y clientes políticos. De ese modo, con dinero público compran lealtades políticas, pagan a comunicadores y financian sus lujos como forma de influir sobre la ciudadanía.

Las diferencias entre aquellas guildas o mafias y la asociación de mercaderes radicada en La Feria, es que mientras aquellas vendían mercancías que producían con el sudor de sus frentes, estas distribuyen mercancías (dinero), que se produce con el sudor de los contribuyentes. Esta circunstancia tiene un significado que además de legal y ético, es de carácter político, social y sistémico.

El acto/feria que acaban de hacer los diputados como acto de malversación, viola el principio ético que contiene el artículo 146 de la Constitución, el cual, en su numeral uno dice: “Será sancionada con las penas que la ley determine, toda persona que sustraiga fondos públicos o que prevaliéndose de sus posiciones dentro de los órganos y organismos del Estado, sus dependencias o instituciones autónomas, obtenga para sí o para terceros provecho económico”.

Pero no sólo los diputados de la feria quienes con su acción incurren en un acto doloso, también, de manera indirecta contribuyen al dolo las empresas que aceptan los referidos bonos emitidos, pues saben que esta  acción las favorece en desmedro de otras que les hacen competencias. Si no lo sabían, ahora saben que al aceptar esos bonos violatorios del artículo 146 como buenos y válidos  se convierten en cómplices de un dolo.

Todas instituciones del sistema político han de saber que esta feria de los señores y señoras diputados, al constituirse en una asociación de mercaderes convierten la Cámara Baja del Congreso Nacional en una agencia ilegal para promoverse políticamente. Esto es un problema y ético que deben explicar las direcciones y facciones de los partidos a las cuales pertenecen los señores diputados.

Por eso, tanto a los jefes de tendencias, los pretendidos candidatos presidenciales, como a las empresas que aceptarían unos bonos ilegales se les debe exigir una posición frente a esta feria en La Feria, específicamente en la Cámara de Diputados. Debe exigírseles a aquellos diputados que hablan de moral y de ética que imiten la decisión de Juan Hubieres, quien rechazó el ilegal sueldo 14 y los bonos y golosinas asignadas en violación al artículo 146 de la Constitución.

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