Los dirigentes políticos y la venta de los camellos

Los dirigentes políticos y la venta de los camellos

Probablemente algunas personas conozcan la historia del hombre que permanentemente promovía su camello hablando de sus grandes cualidades, a tal punto que una de sus vecinas se entusiasmó en comprar uno y como  se le hacía difícil conseguirlo en el mercado decidió proponerle al dueño del animal que se lo vendiera.

Éste le manifestó que no era su intención salir de él, pero ante la insistencia así lo hizo. Unos días después de adquirirlo, fue enfadada a reclamarle al vendedor, pues  el animal le había destrozado la casa, ensuciado el patio y comido todos los árboles y flores del jardín, pero éste le dijo: vecina, si quieren venderlo no hable mal del camello.

Esto viene a colación, porque muchos dirigentes, a pesar de su inteligencia y capacidad, muchas veces pasan por alto que la actividad política tiene un alto contenido de mercado. Entendiéndolo como la forma en que se presentan ante la opinión pública en busca de su aceptación y apoyo, y en muchas ocasiones una acción o una expresión de cualquiera de ellos puede tener efectos negativos para el conjunto.

El que crea que atacando, criticando o enlodando a un compañero va a lograr colocarse en un sitial más elevado, está equivocado.

No solo no se eleva a si mismo, ni mucho menos a la institución a la que pertenece. Solo podría ocurrir en algunos casos en que se hagan denuncias contundentes y con pruebas y se le lleve a un juicio capaz de crear ante la opinión pública un impacto trascendental y positivo.

Hay que tener pendiente que los partidos políticos tienen en sus dirigentes y en sus acciones, sus principales activos, por lo que una devaluación de uno de ellos de cualquier forma repercute negativamente en la institución, a menos que se haga como profilaxis, fundamentada como decía anteriormente en aspectos irrefutables y con acciones ejemplarizadoras, pues las aguas cuando se derraman son difíciles de recoger y las expresiones contra compañeros son difíciles de entender.

Un método muy utilizado internamente por algunos políticos es hacer aparentar que crecen, hundiendo a su contrincante. Debilitar a su competidor interno para que baje su popularidad frente a la militancia y poder ganar, pero eso no necesariamente les beneficia,  sea que gane o sea que pierda dentro de su propio partido, puesto que todo lo que diga en contra de su compañero, probablemente se le sumará a lo que pueda luego decir el verdadero contrincante del partido contrario

Todo el que aspire a presentarse como dirigente o como candidato por una institución política, debe recordar que el país observa, analiza y decide según el comportamiento individual y de conjunto. Que una golondrina no hace verano. Que los que quieren vender sus camellos tiene que tener cuidado con lo que dicen de ellos.

El país ciertamente atraviesa por uno de sus momentos más difíciles y todos los que entendemos necesario el equilibrio democrático,  tenemos que  cuidar a nuestras instituciones, especialmente las que desde la oposición deben y tienen que jugar un papel protagónico.

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