En Argentina, la competencia entre los diseñadores es mínima, por lo que todos se unen a una causa, no importa que ésta sea en su propio país o en el extranjero.
Así lo expuso el diseñador Gabriel Lage, quien al reseñar su viaje a París junto a un grupo de sus colegas dijo que al no encontrar vestidoras se unieron y lograron resolver el problema, porque solamente pensaron en hacer un fabuloso show argentino.
Lograr metas como lo es una buena industria de la moda latinoamericana, y en el caso argentino, que el gobierno retorne a la importación de telas, solo se consigue a través de la unión de todos sus diseñadores, expresa el diseñador.
Su historia en la moda. Gabriel Lage se inició en la moda en 1990 como profesional y lanzó su primera colección en 1995.
A partir de ahí ha presentado sus colecciones en su país y en el extranjero.
El año pasado participó en el primer World Fashion Week Nueva York celebrado en esa urbe y a final de este año será el representante oficial al First Annual Worldwide Fashion Week New York City 2012 que se celebrará a beneficio de la Paz y el Desarrollo Social.
El Casandra fue un show espectacular. De esa manera lo definió Lage, quien afirma no haberlo visto así en su país. ¡El escenario fue algo increíble!, destacó.
La alfombra roja. Con respecto a la alfombra roja dice hubo dos extremos en un mismo diseñador: diseños de mucha calidad y de poca calidad de un mismo diseñador, lo que es no es correcto, porque en alta costura es preferible, por el tiempo que conlleva hacer un vestido, confeccionar no cinco o seis, sino uno o dos.
Otro problema. A juicio del diseñador, la alfombra careció de más variedad en los diseños, algo necesario para que los diseñadores se luzcan como debe de ser con un vestidos realmente fascinantes, que los hubo, pero no como él un espectador habría deseado.
Dúo Gutiérrez & Marcano. El vestido que exhibió la ex reina de belleza Marianne Cruz, creado por los diseñadores Jorge Luis Gutiérrez y Julio Marcano recibió la máxima calificación de Gabriel Lage: uno de los mejores vestidos, un encaje aplicado único, sin pinza, digno de cualquier pasarela de alta costura europea, muy bien hecho al cuerpo y frente al cual hay que quitarse el sombrero.