Hago esfuerzos para no tratar temas políticos partidistas, sobre todo en momentos como los actuales, ya que el país está en campaña y habrán elecciones en un mes aproximadamente, lo cual podría ser considerado como una injerencia en asuntos de los cuales me mantengo al margen. Sin embargo, como se trata de algo que expresó una persona que ocupó un espacio preponderante en el poder y que se mantiene en el accionar político de primera línea, me permitiré, solo como una observación, expresar conceptos sobre los cuales ya he escrito en otras ocasiones.
Danilo Medina, por su condición de expresidente, debió pensar mejor antes de decir que aquí habrá segunda vuelta, ya que la gente no olvida que eso mismo dijo hace apenas cuatro años cuando ocupaba la primera magistratura de la Nación. Y no resultó así.
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Su pronóstico, propio de campaña política, pudo haber tenido alguna repercusión de consideración colectiva, si además de lo señalado anteriormente, la gente no recordara que siendo presidente y que de alguna manera influenció para que el candidato de su partido en el 2020 fuera una persona que ocupaba el cargo de ministro dentro del tren gubernamental, pasara por alto la enseñanza histórica de que todavía aquí no se ha dado el caso de que alguien que esté ocupando un cargo público haya ganado unas elecciones presidenciales.
Mi intención no es crear situaciones complejas, pero como tengo un espacio en el que por décadas he escrito ofreciendo orientaciones, por la experiencia más que por otra cosa, quiero expresar nuevamente que los dominicanos no tienen vocación por la segunda vuelta. Hubo una, pero ha quedado demostrado que para las mayorías fue suficiente para que todo se decida en mayo.
Parece ser, que la permanencia en el poder por algún tiempo sumado a los ajetreos, provoca que, en ocasiones, algunos actores pierdan contacto con la realidad y se confundan. Y eso pudo haber sucedido en este caso. Que se hayan confundido los escenarios, en el tiempo y en el espacio. Que aún teniendo muchas experiencias en el quehacer político y logrado éxitos, se confundiera en las perspectivas.
Por otro lado, vale la pena recordar que en nuestro medio, los liderazgos políticos o partidarios se mantienen, además de situaciones personales o coyunturales, por la posibilidad de alcanzar el poder. De ejercer la primera magistratura de la nación.
Pero siempre estará condicionado a esas circunstancias. Por lo tanto, cuando los dirigentes o líderes pierden esa posibilidad, constitucional u otro motivo, sus influencias comienzan a menguar. Esa es la idiosincrasia dominicana.
Lógicamente, comprendo que ese es el papel que le corresponde a todo dirigente que apoya un candidato, sobre todo si es cabeza de su partido. Pero, con el mayor respeto y consideración posible quiero volver a expresar que no solo los dominicanos no tienen vocación por las segundas vueltas, sino que las condiciones no están dadas para eso. Mucho menos faltando solamente un trecho de menos de un mes. En tal virtud, imagino que, convencido de esa realidad, en el fondo su objetivo o estrategia es tratar de polarizar, pero dentro de la oposición. Luchar para lograr el segundo lugar y luego tratar de que se puedan cambiar las cosas para poder volver a optar.