El país ha retornado a la normalidad, a pesar de los inútiles intentos de la oposición de convertir pequeñas irregularidades y errores gerenciales del proceso electoral en un “fraude colosal”, cuyo móvil fue restar legitimidad al triunfo presidencial con mayor votación en la historia del país y a la sexta victoria consecutiva del PLD; sin embargo, la mayoría que votó a favor de la continuidad y aun la que depositó su confianza en la oposición, han hecho oídos sordos de estas proclamas inútiles y han vuelto a la rutina y esperanzados de que la próxima gestión del Presidente Danilo Medina supere las realizaciones del presente cuatrienio.
Afortunadamente al frente de Gobierno hay un hombre racional, sensato, consciente de sus responsabilidades y ha seguido trabajando como desde el primer día, continuando con las visitas sorpresa, resolviendo problemas, cumpliendo con sus compromisos internacionales y perfilando lo que será su próxima administración.
Un gobierno con muchos retos y con muchas expectativas favorables gracias a un ambiente de legitimidad y de gobernabilidad que solo los despistados de los sentimientos populares se atreven a pronosticar problemas de gobernabilidad.
Seguridad ciudadana es la mayor preocupación que sale a relucir en las encuestas, la culminación del Pacto Eléctrico, la mejoría de la salud, más empleos y el Pacto Fiscal, que a mi juicio es la principal prioridad de la administración que inicia el próximo 16 de agosto.
Si queremos un país con bajos niveles de delincuencia, si queremos una policía reformada y bien pagada, se requiere entonces de mayores recursos. Si queremos nuevos hospitales, concluir la remodelación de los existentes, centros de atención primaria y mejores salarios para médicos y personal de apoyo, se requiere de mayores recursos. Si queremos más soluciones habitacionales, más carreteras, mejores caminos vecinales y más acueductos, se necesita de mayores recursos. Si pretendemos una frontera segura, para que no siga la invasión pacífica de inmigrantes ilegales y el trasiego de armas y drogas, se requiere de un ejército élite y bien pagado y por ende se necesitan más recursos.
Por tantas necesidades y deuda social insatisfechas es imprescindible un Pacto Fiscal con un nuevo régimen que permita un presión tributaria creciente y sostenible para garantizar el cumplimiento de la Estrategia Nacional de Desarrollo y el programa de gobierno del presidente Danilo Medina; por supuesto ese pacto obliga, como lo señala la END, una ley de cumplimiento fiscal y compromisos a mediano y largo plazos de seguir mejorando la calidad del gasto.
Aparte del Pacto Fiscal son imprescindibles, para mejorar el ambiente de competitividad, la solución definitiva de la crisis financiera del sector eléctrico y reformas en el sector laboral y el transporte. El presidente Danilo Medina, con esa elevada votación y la mayoría en ambas cámaras, cuenta con la mejor de las oportunidades para emprender esta serie de reformas, sumada a la reforma electoral, para dar pasos hacia adelante y garantizar la preservación y la sostenibilidad de este clima de paz y crecimiento con estabilidad.
Evidentemente que emprender ese camino de reformas requiere también de un clima de unidad partido-gobierno y que bajo ningún concepto ambiciones extemporáneas provoquen ruidos innecesarios. El PLD ha sido imbatible desde 2004 gracias a las obras de gobierno de Leonel Fernández y de Danilo Medina; así la continuidad del proyecto-país será posible si se mantiene la unidad del partido y la unidad partido-gobierno.
Lo ideal es que este conjunto de reformas se realice vía un pacto con la oposición, pero todo parece indicar que el grupo de candidatos unidos va a seguir en “un pataleo” que raya en lo ridículo, como desfilar en los alrededores de la cancillería, en vez de asumir con seriedad su papel opositor y preparase a gobernar en ayuntamientos y preparar su agenda legislativa.
Los próximos cuatro años serán decisivos para construir una sociedad prospera, con menos inequidades y más oportunidades para todos y contamos con un Presidente que está consciente de la importancia de las reformas y con la voluntad política para emprenderlas.