La mente es un producto maravilloso del cerebro humano. En ella se anida la memoria o el recuerdo que tantos momentos sublimes de alegría o de tristeza nos hace revivir. Gracias a los adelantos de la ciencia somos capaces de potenciar y reforzar la capacidad de almacenar informaciones del pasado; son esos datos los que con frecuencia nos ayudan a comprender ciertos acontecimientos del presente, así como a predecir, cual gitanos adivinos, algunas situaciones futuras.

Releyendo la cuarta edición del libro de Juan Bosch, publicada en octubre de 1986 bajo el título de Clases Sociales en la República Dominicana, nos encontramos con párrafos que valen la pena rememorar.

En 1975 desde Bruselas Bosch escribía: «En una sociedad como la nuestra, ampliar, profundizar y refinar la conciencia política requiere no sólo mucho estudio; requiere también que el que se dedica a la actividad política incorpore lo que estudia a su vida misma, a su manera de sentir y de pensar, a su manera de actuar; y para lograr eso hay que vivir en un estado de vigilancia perpetua; de vigilancia de uno mismo sobre sus ideas, sobre sus sentimientos, sobre sus actos, a fin de mantener esas ideas, esos sentimientos y esos actos en el nivel apropiado para el desarrollo constante de una conciencia política real, auténticamente revolucionaria.

El 14 de octubre de 1975 Juan Bosch narraba: «Lo que no ve la gente poco entendida en el oficio de la política es que nada puede ser más normal que el hecho de que los perredeístas hagan lo mismo que hace Balaguer, porque esa gente no alcanza a darse cuenta de que perredeístas y balagueristas son iguales entre sí.

Unos se parecen a otros como se parecen entre ellas las gotas de agua de una misma lluvia. Unos y otros tienen los mismos apetitos y la misma necesidad de estar en el poder para hacer las mismas cosas porque unos y otros tienen la misma procedencia social y la misma posición ideológica. .. Socialmente, perredeísmo y balaguerismo son la misma cosa con dos nombres distintos e ideológicamente entre ellos no hay diferencias.

En el capítulo Política y Poder don Juan expresaba: «En el ejercicio de la política nos damos con toda clase de gente, y más en un país como el nuestro, donde la política es un potrero sin puertas en el cual puede entrar todo el que quiera y muy especialmente todo el que tenga hambre de figureo, de dinero o de poder… Cuanto más insegura sea la situación de una persona, más se inclinará a enfrentar los problemas mediante reacciones emocionales incontrolables, y así mismo actuará en la política si adquirió durante los primeros años de su vida el hábito de dejarse llevar por las emociones a la hora de tomar decisiones importantes».

Con estas pinceladas y melodías del ayer cercano a nadie le resulta difícil interpretar la fachada multicolor que presenta la panorámica de hoy, así como la música que ahora se oye en su interior.