El transfuguismo en una definición sencilla se habla de una persona que pasa de un partido a otro, para Daniel Zovatto, “una conducta que atenta contra la voluntad popular y constituye incluso un ejemplo de corrupción personal” Mientras que Ramón Soriano plantea el transfuguismo como “una estafa política a la voluntad de los ciudadanos y como la prohibición del mandato y la crisis de la representación de la voluntad popular”, todo eso debido a que ese fenómeno logra debilitar el sistema de partidos y también crea una falta de credibilidad del elector frente a los representantes elegidos mediante voto popular, en especial en aquellos votantes que vincularon al candidato con la plataforma electoral del partido político que los postuló como candidato, o las propuestas impulsadas por el mismo, desde la campaña.
La misma práctica se nos presenta de forma restringida al campo de la vida política, como aquella forma de comportamiento en la que un individuo, caracterizado como representante popular democráticamente elegido, abandona la formación política en la que se encontraba para pasar a engrosar las filas de otra institución partidaria. Así hallamos una conexión clara y diáfana entre dicho comportamiento y la institución de la representación política, mecanismo sobre el que volveremos y que supone la clave de vuelta sobre la que funcionan los sistemas democráticos.
Eso es porque el transfuguismo se produce especialmente en los sistemas de partidos que son multipartidistas debido a que, el paso del político, se produce no hacia el otro extremo ideológico, sino hacia posturas ideológicas más cercanas al centro político o hacia partidos con creencias similares.
Las consecuencias de las razones para justificar el cambio de partido y en especial, el ámbito de la Republica Dominicana la práctica de las mismas es muy común, más en los cargos representativos como ocurre en el congreso, donde se aprecia que muchos congresistas pasan de la formación política en la que fueron elegidos a otra distinta siempre en el mismo periodo constitucional que fueron electos, en gran parte cuando se juramentan al cargo.
Por lo que se puede señalar muchos perjuicios que la practica transfuguista se comporta en la vida política, analizando los más importantes y que serán los que nos ayude a exigir la rectificación de ese gran problema que sufre nuestro sistema democrático, que son los siguientes:
Primero, altera la representatividad política, puesto que diputados o senadores que fueron representados por un partido político, lo abandonan para pasar a las filas de otro. Esto significa que los electores que votaron a un diputado por ser del partido A se quedan sin representante, al pasar sus elegidos al partido B. Por lo que podríamos decir que el transfuguismo en el periodo constitucional del legislador llega a ser una especie de engaño político, que va en detrimento de la representación en que se basa la democracia moderna.
En segundo lugar, debilita el sistema de partidos, dicho sistema es la composición estructural de la totalidad de los partidos político de un estado. Número de partidos, tamaño, distancia ideológica entre ellos, pautas de interacción relación con sociedad y su actitud frente al sistema político. Es indudable que el fenómeno del transfuguismo en la República Dominicana, tal como se presenta en tiempos recientes, no se puede situar ese fenómeno en la evolución coherente en la política, ya que ese salto de un lado a otro de forma continua de miembros de un partido a otro debilita extraordinariamente el sistema de partidos políticos.
Por último, encontramos lo más grave que puede conllevar el transfuguismo y es que logra deteriorar gravemente la cultura política en que se debe sustentar un régimen donde se rige el Estado social, democrático y de derecho. la cultura política para una nación seria la distribución de patrones de una orientación psicológica hacia un conjunto especifico de objetos sociales, tanto político entre los habitantes. Es al final el sistema interno que se basa en las creencias, concepciones y evaluación por una población, o por la mayoría.
Todo lo anterior provoca una debilidad que perjudicaría al tema de gobernabilidad, como puede ser en los ayuntamientos o parlamento, el cambio de fuerzas no solamente afecta la operatividad de la oposición, igualmente hace que los electores no puedan entender como un político que participo en la boleta electoral representando a un partido político pueden pasarse a otro diferente. Y menos entienden como no se ha logrado tomar las medidas necesarias para evitar que se siga permitiendo los hechos que da lugar el transfuguismo. Las consecuencias que se derivan de esa anomalía se traducen en la falta de credibilidad que posee la clase política.
Es cierto, una persona tiene la libertad de irse donde se sienta a gusto y sea bien recibido, pero un político que se va de un partido a otro por un beneficio a largo plazo no solamente se puede hacer daño a sí mismo, también hace que el pueblo vea al sistema de partidos (políticos y los partidos) como un mercado de candidaturas y comienza la deslegitimación a la clase política por esas conductas.