Los emergentes como opción

Los emergentes como opción

Las severas críticas al desempeño de la justicia y otras áreas sensibles y estratégicas del Estado, y los señalamientos sobre falta de voluntad para frenar la corrupción, están fuertemente ligados a la convicción de que los partidos políticos tradicionales han sido y son causantes de grandes males. Unos han sido responsables por comisión, a su paso por el poder, y otros por ser aliados o cómplices en cada gestión. Esta ha sido la realidad desde que asumimos la democracia como sistema.

El panorama, poco promisorio para la salud de la institucionalidad, obliga a pensar que los partidos tradicionales han sido, en alta proporción, un fiasco y que el país necesita aupar nuevas opciones políticas, nuevas fórmulas de encauzamiento institucional, y renovados liderazgos con visión más actualizada. Hace falta que del bipartidismo o tripartidismo pasemos a un abanico de opciones más amplio y diverso.

De ahí que es hora de reconocer los derechos de los grupos emergentes, de los cuales han empezado a surgir liderazgos sin los lastres de pasados ejercicios de poder. Satisface saber que la Junta Central Electoral se apresta a atender las solicitudes de reconocimiento de estas posibles opciones valederas. El país necesita que esos y otros relevos se constituyan en alternativas ante lo insatisfactorio que ha resultado el ejercicio de los partidos tradicionales.

BOCA DE CACHÓN ES COMPROMISO

Cuando a nombre del Estado se emprende un proyecto como Boca de Cachón para resarcir los daños que por causas naturales ha sufrido una comunidad, hay que asumir como responsabilidad continua el compromiso social de llevar las cosas hasta el final. Boca de Cachón carece de agua potable, fuentes de trabajo y de servicios vitales como salud y educación que no han sido puestos a punto.
El Gobierno, que ante las quejas de los habitantes de Boca de Cachón ha respondido que atenderá sus necesidades, debe recordar que la sed y la falta de medios de sustento y de atención en salud no pueden esperar. La mejor respuesta que merecen esas familias es la solución urgente de todo lo que falta por hacer y que ha estado paralizado inexplicablemente. Boca de Cachón sigue siendo un compromiso inconcluso.

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