BBC Mundo. En China, igual que en muchos países, más mujeres que hombres ingresan a la universidad. Pero ¿cuántos trabajos realmente pueden ellas desempeñar en la vida real?
¿Manicurista? ¿jueza? ¿decoradora de pasteles? ¿locutora?
Basta pagar una entrada en un parque de diversiones para que los niños en Pekín prueben una variedad de posibles carreras: es un parque llamado «Tengo un sueño».
Pero incluso en este mundo imaginario, los niños y sus padres deben regirse por los estrictos estereotipos de género que existen en el país.
La atracción más popular para las niñas es la oportunidad de vestirse como azafatas. Después de empujar sus pequeñas maletas en una cabina de avión falsa, las pequeñas aprenden a servir comidas con un carrito miniatura.
«¡Arreglen sus uniformes!» les ordenan mientras permanecen paradas en una fila recta.
Los niños, por su parte, eligen ser agentes de aduanas o guardias de seguridad. Y se visten con uniformes que incluyen hasta rifles y chalecos a pruebas de bala falsos.
Idea «heredada»
En China, la idea de que las niñas no pueden o no deben hacer los mismos trabajos que los niños se hereda desde muy temprano.
Es una lección que se extiende hasta la universidad y posteriormente.
Al sur de Pekín, en la Universidad de Minería y Tecnología de China de la provincia de Jiangsu, un grupo de estudiantes de ingeniería minera son «la envidia» de la institución.
Pertenecen a una de las licenciaturas consideradas de «tarjeta verde»: los cursos que pueden garantizar un empleo después de la graduación.
Pero este programa tiene un claro requisito de entrada: es sólo para hombres.
«Las leyes laborales de China sugieren que el trabajo de minería no es adecuado para las mujeres así que les pedimos que se abstengan de solicitar entrada en nuestra licenciatura», explica uno de los profesores del departamento, Shu Jisen.
Esta universidad no es la única. Según el ministerio de Educación chino, por respeto a la seguridad de las mujeres, dice, se prohíbe a las jóvenes que estudien una variedad de materias en todo el país, desde ingeniería de túneles hasta navegación.
En una universidad en Dalian, en el norte del país, las jóvenes no pueden estudiar ingeniería naval debido a que los meses que deben pasar a bordo de un barco pueden ser muy duros para ellas, según explica a la BBC un funcionario de admisiones de la institución.
Las razones para restringir el número de mujeres que pueden estudiar en la Universidad de la Policía del Pueblo en Pekín, son ligeramente diferentes: hay una cuota estricta de admisión, que limita a entre 10 y 15% el total de mujeres en el cuerpo estudiantil.
Un funcionario de admisiones explicó a la BBC que a las mujeres no se les permite entrar a la universidad en grandes números debido a que no existen muchos empleos para ellas después de graduarse. Debido a las chinas se les prohibe desempeñar muchos trabajos «masculinos» la gente espera que sus oficiales de policía sean varones.
El departamento de Minería de Jiangsu cita consideraciones prácticas similares. Las mujeres no serían capaces de transportar equipo de minería pesado, explica, y no serían capaces de escapar de la mina rápidamente durante una emergencia.
«Algunos empleos son realmente inapropiados para las mujeres» argumenta el profesor Shu.
«Si se les fuerza a desempeñar estos trabajos, gastarán energía que puede ser mejor empleada en otros lugares», agrega.
Discriminación «flagrante»
La BBC preguntó a los estudiantes de la provincia de Jiangsu si debe permitirse a las mujeres ingresar a todos los cursos universitarios.
Algunos se rehusaron a aceptar las razones de las autoridades. Un pequeño grupo de estudiantes y abogados está luchando contra estas restricciones.
Con máquinas eléctricas se afeitaron la cabeza en una serie de protestas promocionadas en todo el país el año pasado.
«Es una flagrante discriminación de genero» argumenta una de las estudiantes activistas, Xiao Meili.
«Nadie se ha enfrentado a estas universidades y les ha dicho que estas políticas están equivocadas. ¿Por qué nadie quiere cambiar nada? Realmente me indigna mucho», dice.
Cada vez más gente se comienza a cuestionar la prohibición. En la cafetería de la universidad en Jiangsu, las jóvenes que estudian desde gerencia hasta matemáticas, dicen que no soportan las restricciones.
«Si una persona puede enfrentar condiciones duras de trabajo, debe permitírsele realizar ese trabajo», explica una estudiante.
«Las universidades deben retirar las limitaciones y permitir a la gente que tome sus propias decisiones, en lugar de establecer prohibiciones».
La red de activistas también está luchando por terminar con las cuotas de género femenino en muchos centros de estudio chinos.
En años recientes, las mujeres en todo el país han logrado las calificaciones más altas en todos los exámenes de entrada para los colegios más importantes.
Pero las escuelas quieren que en sus cursos haya un equilibrio de géneros, así que regularmente se reducen los estándares de admisión para los niños, lo hace que muchas niñas que lograron calificaciones altas sean desafortunadas.
El ministerio de Educación de China insiste en que no permite fijar las cuotas de género cuando se admiten a los estudiantes, «excepto en las academias militares y los colegios de defensa y seguridad pública», dice la agencia estatal de noticias, Xinhua.
Sin embargo, no oficialmente, en muchos colegios hay cuotas fijas, según los activistas.
Esperan erradicar todas las políticas escritas que prohíben que las niñas soliciten entrada a cualquier licenciatura. Ese es un objetivo que, según la activista Xiao Meili, puede lograrse en un año.
¿Y los prejuicios ocultos contra las mujeres en la educación? Esto presentará un mayor desafío.
«El sexismo está instalado en cada esquina de la vida en China y la gente está tan acostumbrada a ello que es fácil ignorarlo» dice Xiao.
«La gente se acostumbró a la idea de que los hombres pueden hacer mejor las cosas que las mujeres. Pero cuando las mujeres comenzaron a sobresalir, la gente se volvió temerosa y pensó que eso sería problemático», agrega.