Los empresarios en la búsqueda de su nicho

Los empresarios en la búsqueda de su nicho

No se había enfriado el discurso inaugural del presidente Medina en la Asamblea Nacional cuando los empresarios desempolvaron su artillería. Y era con el fin de hacerle sentir al país de que ellos son un sector a tomarse en cuenta para la paz social dominicana y también de su desarrollo.
El miércoles 17, un selecto grupo de representativos de la más alta cúpula empresarial, asistieron coaligados al muy esperado encuentro semanal del almuerzo del grupo de Comunicaciones Corripio. Sus opiniones publicadas en los medios el jueves 18 era motivo de análisis y discusión así como en los sectores oficiales hacia el cual iban dirigidas sus opiniones.
Los empresarios hablaron de muchas cosas. Otras la callaron, pero al menos se tomó en cuenta su posición que ellos, a la hora que se ponga en licitación la administración de las plantas de Punta Catalina, desean participar en ese proceso. Y no es para menos ya que su nicho podría estar amenazado por grupos más poderosos nacionales o extranjeros de mayor valentía para llevar a cabo inversiones de alto riesgo.
Por muchos años, desde que el país se liberó de la dictadura, el sector empresarial del capitalismo salvaje como decía el inolvidable papa San Juan Pablo II ha trabajado y luchado para hacerse de su nicho invencible. Desde el mismo ha recibido grandes beneficios de los gobiernos de los pasados 55 años.
Varios de esos gobiernos fueron sólidamente sostenidos por algunos de los grupos empresariales que cobijados a su sombra recibían toda clase de exenciones, dispensas fiscales, energía y combustibles más baratos. En fin, dentro de lo incómodo y patético que es vivir en el país, los empresarios disfrutaban de su paraíso invadiendo los exclusivos resorts del Este, del Norte y de la península de Samaná. Cada vez con más ostentación. Viven aislados del golpeo constante de los apagones, de la basura, de la inseguridad ciudadana y del acoso incesante de los inspectores del gobierno de cualquier departamento.
Los empresarios poco a poco han ido estableciendo unas sólidas bases para comercializar sus mercancías. Muchas de ellas son todavía fruto del reemplazo de importaciones que tan de moda lo fueron en la década de 1970. Ellas fueron la base inicial para el desarrollo dominicano empresarial antes que el turismo y la agricultura de ambiente controlado acapararan las iniciativas de los visionarios empresarios. Se profundizó notablemente en la transformación del parque industrial en torno a diversos sectores de la capital y Santiago.
Ahora existe un sector empresarial joven y con muchas agallas en donde algunos sueñan que sus inversiones deben repollar y florecer en menos de tres años. Solo así la consideran exitosa y les permite disfrutar de una vida de lujos y placeres. Si tal cosa no se logra, algunos empresarios buscan los medios para lograrlo contando con el respaldo de algún sector gubernamental que les permiten hasta vender el avituallamiento militar o el desayuno escolar violando los controles de la oficina de contratación y compras del Estado.
El Estado ha tenido mala experiencia en sus relaciones con el sector privado no alineado con los intereses de algunos de los políticos importantes. Ahí está el resultado de haberle cedido en 1997 el negocio eléctrico al sector privado con un desorbitado aumento del costo de la energía y aparte de la severa tanda de apagones que el país soporta desde hace 20 años.
El logro es que se ha llevado a suministrar y vender una de las energías más caras del hemisferio. Por lo tanto es dudoso que las actuales autoridades vayan a ceder el control de las nuevas plantas de 700 megavatios de Punta Catalina. Los representantes oficiales han mostrado un nuevo espíritu estatizante de recuperar el control de la producción, suministro y distribución de energía. El Estado busca lograr que se descontinúe el castigo y penurias al dominicano con el suministro de una energía muy cara e inestable.
Es importante que los grupos empresariales a través de sus iniciativas democráticas se sacudan de sus comodidades. Deben darle por un momento las espaldas al disfrute de la vida en sus restaurantes, salones del compartir o en hermosas playas para volver a la realidad de las precariedades dominicanas. Solo ellos, junto a políticos gobernantes bien intencionados, los que pueden rescatar a sus conciudadanos de sus miserias. Solo de esa forma es que asegurarían que la demanda de los productos que comercializan los empresarios tendrían una demanda creciente.

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