Santiago de Chile. El arzobispo maltés Charles Scicluna y el sacerdote español Jordi Bertomeu, los enviados especiales del papa Francisco para indagar los abusos por parte del clero chileno, afirmaron hoy a su llegada a Santiago que van a pedir perdón a las víctimas en nombre del pontífice.
“Hemos venido a pedir perdón en su nombre”, dijo Bertomeu en unas breves declaraciones a medios locales en el aeropuerto de la capital chilena.
El sacerdote de la Congregación para la Doctrina de la Fe añadió que van a “escuchar a las víctimas” y prefirió no adelantar si el papa aceptará nuevas renuncias en la jerarquía de la Iglesia chilena, después de que este lunes diera luz verde a la salida de tres obispos.
“Eso tenemos que dejarlo en sus manos, pero estamos expectantes de que se va a solucionar muy bien”, comentó Bertomeu.
Los enviados papales permanecerán en Santiago hasta el jueves. Ese día viajarán a la sureña ciudad de Osorno, donde estarán hasta el domingo, y después regresarán a la capital hasta el martes de la próxima semana. Scicluna y Bertomeu se reunirán en ambas ciudades con víctimas de abusos para avanzar en la reparación en medio de la peor crisis en la historia de la Iglesia católica chilena.
La diócesis de Osorno estaba liderada por el obispo Juan Barros, cuya renuncia fue aceptada ayer por el papa. Barros fue acusado de encubrir los abusos sexuales contra menores que cometió hace años el influyente sacerdote Fernando Karadima.
Los dos enviados del papa ya estuvieron en Chile en febrero pasado para recoger el testimonio de testigos del supuesto encubrimiento de Barros y de víctimas de otros casos de abusos cometidos durante las últimas décadas y que no habían sido atendidos por el clero chileno.
El resultado de esas reuniones fue un extenso informe que le fue entregado al papa Francisco. Después de leerlo, el pontífice, que había defendido a Barros durante su visita a Chile en enero pasado, declaró que había sido mal informado, pidió perdón a las víctimas y recibió a alguna de ellas en el Vaticano.
En mayo pasado, Francisco llamó al Vaticano a 34 obispos chilenos que tras varias jornadas de reuniones presentaron sus renuncias en bloque después de reconoce que habían cometido “graves errores y omisiones».
Y este lunes, el papa aceptó las renuncias de Barros y de los obispos de Valparaíso, Gonzalo Duarte García de Cortázar, y de Puerto Montt, Cristián Caro Cordero, estos dos últimos mayores de 75 años.