Los EPC hidroeléctricos

Los EPC hidroeléctricos

Lo importante no se hace a cualquier costo. Ni lo urgente tampoco. Quizás por ello, los grandes proyectos de ingeniería, que suelen ser importantes  y urgentes, son precedidos de estudios rigurosos y diseños, sometidos a evaluaciones  económicas, construidos mediante contratos muy refinados y vigilados por una supervisión independiente que asegure  la calidad de las obras y el control de los costos.

Sin embargo, buscando atajos para asegurar el financiamiento y acelerar la ejecución, los gobiernos suelen firmar contratos  que permiten a una empresa diligenciar el financiamiento, realizar los diseños, adquirir los equipos, construir las obras y manejar la supervisión, en un solo paquete.

Aún con instituciones recias, una cultura de transparencia y equipos profesionales de clase mundial, el llamado “engineering-procurement-construction project” puede convertir las prioridades de contratistas en prioridades del gobierno, incrementar  innecesariamente el tamaño de las obras,  eliminar  la evaluación económica rigurosa, obligar al Estado a pagar lo que una obra no vale. Y devenir  en un “EPC approach” capaz de definir políticas públicas.

Pues bien, el “EPC approach” se instaló en la República Dominicana desde hace mucho tiempo. Y no importa cuál partido gane, con su maletín de buenas nuevas y perfumadas amenazas, se mueve con soltura y elegancia por los  pasillos del poder. Y en la medida en que el gasto corriente y el pago de la deuda absorben los ingresos ordinarios del Estado, el “EPC Approach” se vuelve más fuerte y convincente.

En el imaginario dominicano la generación hidroeléctrica es tan barata, limpia, renovable y nacional que cualquier proyecto es bueno por definición. El “EPC approach” se empleó a fondo, con incuestionable éxito, para convertir la generación hidroeléctrica en uno de sus  nichos.

Tómese el caso de Pinalito. Destinado exclusivamente a la generación hidroeléctrica, éste jamás aprobó una comparación con otros proyectos. Pero  el “EPC Approach” lo metió en el juego.  El Gobierno  firmó y el Congreso aprobó un contrato para construir la presa. Se comenzó con un presupuesto provisional de US$131 millones para generar unos 150 Gwh por año. Y como ocurre con los proyectos ejecutados dentro del “EPC Approach”, se terminó con un presupuesto  superior a los US$350 millones. Con los niveles de deforestación y la producción agrícola de la zona, muchos dudan que Pinalito pueda promediar 120 Gwh por año.

Con aquellos US$350 millones, la misma empresa que construyó a Pinalito u otra  empresa del país prestatario pudieron renovar más de la mitad de las redes de distribución del país. O construir  para la generadora del Estado una moderna planta a carbón de 150 MV. O una central eléctrica de  ciclo combinado de 250 MV a gas natural.

Pinalito es apenas una muestra del listado  de proyectos hidroeléctricos puro construidos o en construcción dentro de ese enfoque. Amplíese la muestra para integrar Pinalito, Palomino y La Placeta. Con presupuestos provisionales sumando US$640, se espera que en ese trío se inviertan unos US$1,400 millones. Para generar, en el mejor de los casos, unos 650 Gwh por año.

No se invierte US$350 millones en un proyecto de generación para producir solo 120 Gwh o 150 Gwh por año. Ni US$1,400 millones para producir solo 650 Gwh por año. Pero al “EPC Approach” no le importan esas cosas. Ni las alternativas para obtener los mismos objetivos. Le importa la construcción. Y mientras más elementos se añadan a un proyecto, mejor.

Piense de nuevo en las alternativas. Con parte de aquellos US$1,400 millones, dígase US$500 millones, el Gobierno pudo completar, con una o varias empresas del país prestatario, la renovación de todo el sistema de distribución, que es por mucho el proyecto más importante, urgente y rentable dentro del sistema eléctrico dominicano. Y todavía  hubiese quedado suficientes recursos para que una o varias empresas del país  prestatario  construyeran para la generadora del Estado, una de las dos centrales de 600 MV a gas natural. Muchas veces anunciadas y muchas veces  pospuestas. Por falta de financiamiento.

Uno podría seguir con otros ejemplos para dar una idea de los grandes números. Originados en el endeudamiento público. Que debieron destinarse a financiar grandes prioridades de inversión pública en el sector eléctrico. Con firmas procedentes de los países prestatarios. Pero fueron atrapados por el “EPC Approach”. Para financiar sus propias prioridades.

Y todo esto lleva a un viejo planteamiento. El sector eléctrico dominicano presenta problemas manejables. Todo el mundo sabe lo que se debe y no se debe hacer. Pero resulta difícil superar el pesimismo que justifica o tolera el despilfarro. Bajo el predicamento que con el recurso público se puede hacer cualquier cosa. Porque en la República Dominicana,  lo público no tiene dolientes.

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