Los únicos que en cierto momento contaron con la capacidad necesaria a lo interno del Partido Revolucionario Dominicano, PRD, para contener las pretensiones continuistas del presidente de la República, agrónomo Hipólito Mejía, son Rafael Suberví Bonilla, Milagros Ortiz Bosch y Hatuey De Camps.
Los tres cometieron errores infantiles frente al Presidente Mejía, los tres tienen basta experiencia en los menesteres de estado y se dejaron confundir del discurso presidencial antirreleccionista. De los tres, sólo Hatuey se dio cuenta a tiempo del juego que estaba imponiendo el Presidente Mejía, y pudo tender tienda aparte, radicalizar su posición antirreleccionista y asumir la posición de defensa de los principios y estatutos del partido blanco. Los otros dos todavía no despiertan a la realidad y ha tenido el PPH que hacer una convención por encima de sus cabezas, para darse cuenta de la voracidad del grupo que apoya al Presidente Mejía en sus afanes reeleccionistas. Por estar creyendo en la supuesta sinceridad del discurso del Presidente Mejía, hoy tanto Fello como Milagros han quedado muy parados frente a sus seguidores y frente a la nación.
El primer error que ellos cometieron fue hacerse cómplices con el silencio, a la reforma constitucional apresurada que impulsó el PPH, para introducir nuevamente la nefasta reelección presidencial en nuestra Carta Magna. En ese momento no actuaron con inteligencia y permitieron que sus legisladores fueran «convencidos» por la dirigencia del PPH en beneficio del proyecto reeleccionista. Ahí se inició la pesadilla que hoy está viviendo el PRD. Les faltó coraje y decisión para parar la pretensión continuista del Presidente Mejía en su origen, pero dejaron solos a los legisladores perredeístas que se opusieron a dicha reforma, y que en su mayoría respondían a las orientaciones del licenciado De Camps. ¿Qué esperaban Fello y Milagros, que Hipólito aprobara la reelección para que uno de ellos dos fuera el que se beneficiara de esa acción? Cuánta ingenuidad en expertos políticos!!! Esa debilidad mostrada por Fello y Milagros fue aprovechada por el Presidente Mejía, el cual a partir de ese momento y viendo la indecisión mostrada por sus dos principales contrincantes internos, radicalizó su posición en favor de la reelección presidencial y empezó a armar su plan, tanto para descalificarlos de la contienda, como para neutralizar cualquier acción del licenciado De Camps.
Otro error que cometieron Fello y Milagros frente a las pretensiones del PPH, fue permitir que esta facción perredeísta se apoderara de la mayoría de los jueces que hoy integran la Junta Central Electoral, JCE. Pensaron que porque eran perredeístas los que el Congreso estaba nombrando como miembros del Tribunal Electoral, no había la necesidad de que cada uno de ellos contara con la debida representatividad en la matrícula de la JCE. Es absurdo que con la incidencia que estos dos dirigentes tienen sobre las bases y los organismos de dirección del PRD, hayan dejado al PPH actuar a sus anchas. ¿No quisieron la confrontación con el Presidente Mejía? En la actividad política si usted permite que le arrebaten su espacio, muy difícilmente pueda ejercer los mismos niveles de influencia en el futuro, y sobre todo si usted no hizo nada para defenderlo. Con su actitud Fello y Milagros le entregaron el PRD al Presidente Mejía y al PPH en bandejas de plata, sin mayores esfuerzos.
El Presidente Mejía y el PPH, con la «Convención» del pasado domingo 18, en la cual se hizo acompañar de su Lajara Burgos, le acaba de dar el tiro de gracia político a Fello y Milagros. Y todavía estos dos dirigentes hablan de que están buscando una solución al problema del PRD. Para el Presidente Mejía la candidatura del PRD, después del mamotreto de convención del domingo 18, es un tema definido, sobre todo después que la JCE validara la convocatoria que él hizo junto a Fello y Milagros del Comité Ejecutivo Nacional de ese partido. Después de esa «convención» Fello y Milagros se han quedado en el aire, sin argumentos frente a sus seguidores, porque sencillamente cuando debieron actuar con energía e inteligencia, estaban creyendo en la supuesta sinceridad del discurso antirreleccionista del Presidente Mejía. Con esa actitud iniciaron la decadencia de sus respectivas carreras políticas.