Los excesos son todos malos

Los excesos son todos malos

Los residentes en el barrio San José de las Minas, de Santiago, están indignados por lo que definen como excesiva tarifa de la energía que les surte Edenorte. En protesta, desmontaron los medidores y los pusieron en exhibición en la cancha del sector. La protesta sería entendible, a no ser porque sus patrocinadores continúan tomando electricidad de manera directa, sin contador, y eso no está bien, está penado por la ley.

Pero el exceso de los usuarios parece no ser el único. Al parecer, la tarifa que se les cobra incluye parte del consumo de unos 45,000 hogares y empresas que no pagan la energía en la ciudad de Santiago. No es un exceso decir esta parte del problema porque, ciertamente, las empresas distribuidoras han recurrido frecuentemente a prorratear entre los usuarios buena paga parte del consumo de los morosos. Ley del menor esfuerzo, se llama eso.

Lo que se impone es que representantes de los usuarios de San José de las Minas y ejecutivos de Edenorte se reúnan con ánimo de solucionar la situación. Se deben hacer las revisiones de lugar para comprobar de qué lado está la razón. Tomar energía sin pagarla es  tan malo como que se cobre de más a quienes pagan puntualmente. Por lo pronto, los medidores deberían ser puestos en su lugar y los “ganchos” removidos para abrir las puertas del diálogo.

Los 46 años de Rehabilitación

La Asociación Dominicana de Rehabilitación tiene páginas de gloria en la historia de servicios de bien social en nuestro país. En 46 años de existencia ha ofrecido en su sede central y recintos del interior más de ocho millones de servicios en beneficio de personas de escasos recursos afectadas por discapacidad física e intelectual, ayudándolas a incorporarse a la vida normal y productiva. Lo ha hecho así a pesar de que limitaciones financieras han limitado su accionar.

Aún con un déficit de RD$40.2 millones para el presente año,  Rehabilitación sigue esforzándose por mantener e incrementar sus servicios a la población. Su filosofía es llegar allí donde es necesario socorrer al desvalido. Su fundadora, Mary Pérez Marranzini, con la cooperación de un equipo inspirado en el servicio, logró articular esta obra de bien  en una época en que la poliomielitis atacaba nuestra población infantil. Los resultados de este esfuerzo hablan por sí solos. Congratulaciones del alma.

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