Los fallos detectados en el nuevo Boeing 787 Dreamliner

Los fallos detectados en el nuevo Boeing 787 Dreamliner

La sucesión de incidentes que ha sufrido el nuevo Boeing 787 Dreamliner, el último de ellos un aterrizaje forzoso en Japón y que ha llevado a las dos principales aerolíneas niponas a dejar todos sus aparatos de esta familia en tierra, ha reabierto el debate sobre el sistema de producción del avión que está llamado a revolucionar la industria. También, según apuntan los analistas, los fallos detectados principalmente en las baterías obligará a la empresa a  pagar indemnizaciones a las aerolíneas afectadas.

De momento, la respuesta que han dado los inversores a lo sucedido ha sido vender acciones del fabricante, con lo que sus títulos han caído un 3,48% tras la apertura de Wall Street. El 787 entró por primera vez en servicio en octubre de 2011, precisamente con los colores de la japonesa All Nippon Airways (ANA), que tuvo que esperar tres años más de lo previsto para su entrega.

El 787 ha sido el primer aparato que ha desarrollado la compañía de Everett, en el estado de Washington, en los últimos 16 años. Con un precio base de 207 millones de dólares por unidad, este avión de doble pasillo y capacidad para transportar a entre 210 y 250 pasajeros en función de su configuración, representa un salto en la forma de diseñar y construir los aparatos para la aviación comercial.

Así, ha sido el primer avión en optar por materiales compuestos como el plástico, más resistentes y ligeros que el aluminio, menos instrumentos hidráulicos y más componentes eléctricos. Sus principales puntos fuertes son, precisamente, que al reducir el peso tiene más autonomía y una mejor eficiencia energética, ya que según presume el fabricante, permite ahorrar un 20% de combustible. Gracias a ello, puede volar hasta 15.200 kilómetros sin escalas, suficiente para enlazar Tokio y Nueva York y, además, al ser más pequeño que los otros aparatos capaces de alcanzar estas distancias, puede aterrizar en un mayor número de aeropuertos.

El principal reto de Boeing es mejorar el ensamblaje del avión para acelerar las entregas Con estas características, a las que se suma un menor impacto acústico para los pasajeros, Boeing ha logrado acumular un buen número de pedidos del 787 a entregar en los próximos años.

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