Los fanáticos del dolor

Los fanáticos del dolor

Los fanáticos del dolor», así define Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008 y articulista del The New York Times, a 105 que en el mundo propugnan por el recorte del gasto público como política económica para enfrentar 105 efectos de 105 déficits fiscales generados.

Es lo impuesto por la Alemania de Merkel a 105 países en crisis de Europa, a través de 105 auxilios otorgados por el Banco Central Europeo (BCE) y es lo que ha sacado a las calles a 105 ciudadanos de esos países, quienes están rechazando las medidas restrictivas del gasto social. En nuestro país, por el contrario, 105 indignados protestan por la aplicación de una Reforma Fiscal que busca expandir el gasto social. Han promovido la idea, sin las pruebas correspondientes, de que el déficit fiscal criollo fue el producto de un fraude fiscal, y por ende hay que «trancar» al jefe de la administración que lo permitió, lo cual le está impregnando un alto estigma político a las protestas.

La participación de grupos de la izquierda en esas protestas, lo mismo que de 105 líderes de la facción del PRD derrotada el pasado 20 mayo, es absurda pero entendible. También es entendible la participación de 105 grupos sociales de jóvenes en dichas protestas, aunque muchos de esos jóvenes no comprendan que están abogando por un achicamiento del Estado, idea asociada a las más rancias políticas económicas, que ha llevado a Krugman a bautizar como «105 fanáticos del dolor» a sus defensores. Lo que no es comprensible es que una parte del empresariado dominicano esté haciendo causa común con estas protestas, veamos por qué.

La reducción del gasto público representa una disminución de la actividad productiva del país, generando pérdida de empleos, recesión económica, disminución de la demanda, entre otros efectos negativos. Esto se refleja en menos demanda de bienes y servicios, y aunque la población en sentido general se afecta, el empresariado productor de bienes y servicios es quien más tiene que perder cuando sus capitales se estancan o retroceden. (Están conscientes estos «fanáticos del dolor» de lo que están protestando?

Solicitar un 4% del PIB real para la educación pre-universitaria, que será cerca de un 25% del presupuesto a aprobar, y al mismo tiempo estimular y salir a las calles a protestar para que el gobierno no aplique su Reforma Fiscal y reduzca el gasto, es más que una simple contradicción, más que un absurdo, es jugar a la ignorancia del pueblo que se dice defender en esas protestas. Exigirle al gobierno la implementación de medidas para lograr una mayor seguridad ciudadana, con la precariedad, en todos los sentidos, que afecta a nuestra Policía Nacional, y al mismo tiempo exigir que ese gobierno reduzca el gasto, es una mofa de mal gusto de nuestros indignados. (Como un policía ganando RD$4,800.00 mensuales puede estar al último grito de las técnicas modernas para enfrentar la violencia callejera? (Conocen nuestros indignados la triste realidad de que el presupuesto actual de la Policía Nacional no le da ni siquiera para dotar de uniformes a todos sus integrantes? Para lograr una Policía Nacional garantista de una mejor seguridad ciudadana, es necesario aumentar su presupuesto. Para esto es necesario aplicar la Reforma Tributaria e incrementar el gasto público, y no reducirlo como pretenden nuestros indignados.

Cuando una economía como la nuestra, que viene creciendo paulatinamente, se coloca a nivel de unos ingresos y gastos determinados, frenarla o retrotraerla como pretenden los nuevos protestantes, trae consecuencias nefastas, no solo para el gobierno que lo haga, sino para la propia población. La recesión es el remedio por el que abogan los «fanáticos del dolor», pero la recesión a quien más perjudica es a los de abajo y a la clase media, esta última con papel protagonista en las protestas de los últimos días.

El incremento de los ingresos, el crecimiento de las rentas contractuales del Estado, el endeudamiento interno o externo, y la emisión de dinero, son otras formas de abordar los déficits fiscales, con sus bondades y riesgos, pero de esto estaremos hablando en una próxima entrega.

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