Los franceses ya no enseñan cómo hacer el amor

Los franceses ya no enseñan cómo hacer el amor

París.  EFE.- Los franceses, durante tiempo maestros indudables en tendencias amatorias, referentes en la práctica del sexo, motivo de inspiración en la literatura o el cine, han dejado de enseñar, en plena era de Internet, cómo hay que hacer el amor.

Según libro.    Esa es la conclusión que invita a adoptar un libro que  se edita en Francia y que revela escritos íntimos, diarios, cartas y correos electrónicos de franceses con nombre y apellidos o anónimos, que van desde principios del siglo XX hasta la actualidad, una actualidad en la que Internet permite tener sexo por el sexo en sí, lo que convierte la práctica sexual inmediata y a veces anónima en casi una segunda revolución que no es específica de los franceses, explica a Efe la autora de “Dire et faire l’amour”, Anne-Claire Rebreyend.    Esta historiadora ha recopilado desde la carta de un seminarista de 16 años, que en 1915 se torturaba en una lucha que consideraba contra el “diablo” por la tentación de una masturbación que no se atreve a mencionar, hasta brevísimos mensajes de texto de móviles.

“Pienso que será difícil para los historiadores del futuro hacer la historia del amor de hoy porque se han perdido los documentos”, comenta Rebreyend, quien alude a la gran discreción de los protagonistas de los mensajes de hoy en comparación con los diarios o cartas redactados hace décadas y que muestra en el libro.

“Es más fácil obtener los (documentos) más antiguos”, reconoce la autora, que además ha comprobado que los adultos tienen menos inconvenientes que los jóvenes en dar los detalles más íntimos de su vida sexual.

“Hablan más fácilmente de sexualidad y de amor entre amigos e incluso con la familia, pero les es más difícil dar sus diarios íntimos, los que están escribiendo en la actualidad”, cuenta Rebreyend.

Dificultad

La autora reconoce que existe el riesgo de que haya problemas para los historiadores futuros a la hora de recopilar las formas de expresar el amor y de cómo se practica: el soporte es más efímero y además ya no existe tabú. 

“Hay la impresión de que, en cuestión de sexualidad, todo se permite, con la condición de que la otra persona esté de acuerdo”, admite la autora. 

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