Los gabinetes y el nefasto presidencialismo

Los gabinetes y el nefasto presidencialismo

El aforismo de que las instituciones son más importantes que los individuos se aplica en naciones donde el nivel de desarrollo económico, social y cultural es muy elevado.

Por eso el presidente Obama en Estados Unidos no ha podido gobernar con su estilo, porque, no importa si es negro, blanco, cristiano, musulmán, demócrata o republicano, la fortaleza del sistema y sus instituciones no permite que nadie imponga reglas personales, obligándolo a intentar reelegirse prometiendo casi lo mismo que ofreció para ganar previamente,  y su retórica no convence porque no admite que el sistema lo maniató.

Lo contrario ocurre en nuestro país, donde, un historial de totalitarismo y dictaduras  centralizados en un jerarca, jefe, civil o militar, propicia que el presidente imponga su estilo, principios, veleidades y apetitos por encima del interés común y nada se hace sin que él lo ordene, controle y apruebe, como en la actual coyuntura, que se ha preparado una gigantesca maquinaria que garantiza continuar manejando el Estado aún después de “entregar” la presidencia.

Por lo anterior, es un ejercicio banal intentar comparar los probables gabinetes de los candidatos presidenciales actuales para aplicar el “dime con quién andas y te diré quién eres”, porque, en cualquiera de los dos potenciales ganadores, se reproducirá el fenómeno presidencialista, provocando un “tranque” de dominó y el pueblo con doble seis en las manos, porque uno tiene un estilo cantinflesco de ver las cosas y el otro tiene un pleito “casao” con el actual presidente si intenta corregir lo que está mal y hacer lo que nunca se hizo, como eso de encarcelar a los corruptos de su  propio gobierno.   

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