Los ganaderos bajo asedio

Los ganaderos bajo asedio

El robo de ganado se ha convertido en un tormento para los ganaderos, quienes atribuyen el incremento de esta actividad a la benignidad de nuestros códigos. Cesáreo Contreras, presidente de la Asociación Dominicana de Hacendados y Agricultores, afirma que los ladrones de ganado obtienen la libertad con extrema facilidad. Esto permite deducir que la reincidencia en esta actividad es bastante alta. El abigeato es un tormento a nivel nacional, pero se manifiesta con mayor incidencia en Sabana Grande de Boyá, Cotuí, Bayaguana, Guerra, La Victoria, Yamasá y Monte Plata.

La ganadería es una actividad que requiere muchas inversiones y atención. Una de sus dificultades es que precisa de extensiones relativamente grande de terrenos para que las reses puedan pastar. Esto dificulta la vigilancia y facilita la tarea de los ladrones. Generalmente los ladrones sacrifican las reses robadas y venden la carne. Es necesario crear medios para perseguir este tipo de delito. Quizás ayude a disuadir la práctica el que se exija a las carnicerías alguna certificación del origen de la carne que venden. También la transportación de ganado, en pie o sacrificado, deba estar sujeta a mejores controles. En fin, los ganaderos pierden dinero por la sustracción de cabezas y hay que buscar la forma de proteger sus inversiones y perseguir a quienes se dan a esta práctica. La Justicia también  debería contribuir.

Estadística preocupante

Al menos diez policías han sido muertos por la delincuencia en lo que va del presente año y un detalle muy preocupante es que cinco de esas muertes se han producido en lo que va de febrero. Las otras cinco ocurrieron en enero pasado. Un común denominador en estos atentados es que la mayoría de las víctimas han sido despojadas de sus armas de reglamento y otras pertenencias. Estas muertes se suman a las de civiles caídos a manos de delincuentes en medio de la ola de violencia que vive el país.

Las autoridades están ante un grave desafío de la delincuencia. La frecuencia de muertes, particularmente de policías, ha aumentado de manera notable, preocupante. En el transcurso de la primera mitad del presente mes ya se había alcanzado el número de asesinatos de policías de todo enero. Las circunstancias aconsejan que mejoremos la prevención para contener este repunte de agresiones contra la autoridad.

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