En el argot de los galleros, un “golpe de bolsón” es un golpe sorpresivo, contundente, que dan los gallos de pelea a sus contrincantes y que los fulmina arrolladoramente. Lo proverbial es que, casi siempre, el que da ese golpe ha sido considerado prácticamente derrotado, sin posibilidad de recuperarse.

El ambiente político dominicano ha registrado muchos de esos golpes, sobre todo en contra del Partido Revolucionario Dominicano (PRD)  que ha maniobrado  pactos supuestamente en forma ventajosa y luego, en buen dominicano, “le sale el tiro por la culata”. Recordemos el esfuerzo para reducir a dos años un período del Presidente Balaguer y perdió; el afán para cambiar el 50+1 y perdió; la aprobación de la segunda vuelta y perdió; la reelección consecutiva y perdió;  y ahora el plan es con el “nunca jamás” y… veremos.

Un amable lector se refirió a mi pasada tímida incursión en el terreno de la política expresando que coincidía conmigo en la apreciación de que el Presidente Fernández estaba apostando a perder en las próximas elecciones. Me decía:

“Para el pueblo es una verdadera encrucijada y una inevitable desgracia, porque es evidente que la cúpula de los principales partidos junto a la burguesía de éste país hace tiempo que se lo están repartiendo, tienen una competencia entre quién roba más. Lo triste es que el sistema está estructurado para proteger y privilegiar a quienes concentran riquezas mal habidas. 

“Es lo que hacen los galleros de mala calaña, preparan su propio gallo para perder, pero juegan al contrario todo el dinero posible, eso sí cuidadito, puede venir un bolsón y cambiar el resultado esperado”.