Los grandes calumniados

Los grandes calumniados

Cuenta la Biblia que cuando a Jesús lo acusaron de pervertir la nación, que prohibió dar tributos al César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey. (Lucas 23:1-2). Pero el propio Pilatos había dicho: Ningún delito hallo en este hombre. (Lucas 23:3). Pero a pesar de eso, los principales sacerdotes de entonces porfiaban diciendo que alborotaba al pueblo.

La calumnia es considerada una acusación falsa, hecha con mala intención para causar daño. Es sinónimo de difamación, que es un delito. Es atribuir a alguien falsamente y con malicia palabras, actos o intenciones deshonrosos. A Jesús se le calumnió. Aunque mandó a Pedro a pagar los impuestos. La calumnia está vinculada al chisme y a la murmuración. Levítico 19:16 prohíbe el chisme. El que calumnia y el chismoso son grandes homicidas de la reputación ajena.

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El expresidente Leonel Fernández aparece en la mayoría de las calumnias que se han vertido recientemente en el país. Y algunas provienen de quienes fueron alguna vez sus favorecidos, que hoy no ven en él luz, sino sombras. Aunque la acusación sea contra algunos de sus colaboradores, aparentemente, el propósito es vincularlo con algo. De lo que se trata es de manchar su reputación y su imagen y descalificarlo como hombre público.

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Ahora, me tocó a mí. Aunque me sacaron de Colombia en marzo del año 2013, aparece una publicación en este medio el pasado domingo 14 que me atribuye un salario como si fuera hoy día que no corresponde a la verdad. Posteriormente, el decreto 157-13 del 6 de junio del 2013 designa a otra persona como embajador en Colombia. Y pocos meses más tarde fui designado mediante otro decreto como embajador adscrito a la Cancillería. Y desde entonces, percibo un salario en pesos, y no en dólares, que es 15 veces menos de los que se difunde en el artículo en mención.

Mientras estuve en Bogotá, Colombia, nunca percibí ese salario que mal se informa. Es una costumbre de nuestra Cancillería que la dotación de las embajadas se envía directamente a nombre del embajador. Pero la mayor parte de esos recursos se destinan a gastos administrativos, gastos de representación, viáticos, gastos operativos, como transporte, mantenimiento de vehículo y de las oficinas, así como el pago de los gastos de alquiler de la residencia diplomática. Una cosa, pues, es el salario que se percibe y otra cosa es la dotación. Pero ya la calumnia está hecha. El mal se hizo: matar la reputación y crear dudas. Pero atribuir el monto que menciona ese artículo como salario es una mentira y genera morbosidad.

Cada mes, como embajador hay que hacer un informe de las actividades que se realizan con la dotación. Hay cientos de páginas en Cancillería que así lo confirman. Pero el calumniador más que esclarecer la verdad, lo que busca es hacer daño. Ahora sé lo que habrá sentido Jesús, y lo que siente a veces Leonel, por ser grandes calumniados.

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