Los grandes desafíos: TLC y Petrocaribe

Los grandes desafíos: TLC y Petrocaribe

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Como los dominicanos estamos tan inmersos en los dimes y directes de los partidos, sus políticos, sus congresos y convenciones, pasaron por alto dos grandes acontecimientos de la semana pasada, que serán fundamentales para que el país se inserte en la modernidad, o por el contrario, se confirme que somos un Estado fallido.

Mientras el presidente Fernández se reunía en Puerto La Cruz, Venezuela con el presidente venezolano y sus colegas de la región caribeña, en el Congreso norteamericano los senadores aprobaban por estrecho margen el TLC para América Central y Dominicana (CAFTA-DR). Tales acontecimientos representan dos desafíos que pondrán a prueba a los que bien quieren al país para sobreponerse a la clase política, que solo piensa en los beneficios del disfrute del poder y ni siquiera han asimilado en toda su magnitud el paso trascendental de abrir los mercados, eliminar barreras arancelarias y enfrentarnos en competencia con otras naciones, que producen mercancías similares a las criollas, y algunas de esas naciones están por debajo del nivel de desarrollo dominicano.

En lo estipulado en Petrocaribe el país, tendrá acceso al petróleo venezolano, que si bien será a un precio similar al del mercado internacional, dispondría de facilidades crediticias y eventualmente los venezolanos podría recibir mercancías dominicanas en un trueque que se anuncia muy bonito en el papel, pero desdichadamente la experiencia y experimentos en el pasado dictan otra cosa, ya que el país no tendría la capacidad de ofertar para las necesidades de la nación bolivariana.

Ahora los sectores productores del campo están con el grito al cielo en contra del TLC; y lo que no se atrevieron a enfrentar cuando el gobierno anterior lo suscribió con Estados Unidos, llevándolo como caña para el ingenio, ahora están con los lamentos, amenazas y exigencias al Congreso dominicano para que no lo apruebe hasta que gobierno les otorgue las medidas compensatorias, léase exoneraciones fiscales y subsidios que más luego se convertirían en lujosas jeepetas y hasta helicópteros para viajar a sus fincas, los hacendados que viven en la capital, después de salir de sus tierras, donde forjaron sus fortunas en el nordeste, el norte y la línea noroeste.

Fueron muchos los intentos que el gobierno anterior realizó para establecer los programas de preparación de la competitividad, pero entre la clase empresarial, la del campo y la de las maquinarias, había sectores que no les interesaba tal cosa; ahora, cuando es inminente que el TLC sea una realidad, entonces buscan por todas las vías y cabildeos entorpecer y maniobrar, para que el país permanezca al margen de esa vertiente del capitalismo globalizante y creador de una dependencia, que nos llevaría a tan solo depender del desarrollo turístico y de las remesas, consumiendo lo que el campo no dejará de producir para el sustento de los dominicanos, haitianos y turistas.

Petrocaribe es un experimento interesante, que aún cuando lleva entre líneas el propósito del presidente venezolano de convertirse en un polo de control regional y hasta continental en desafío de Lula y su Brasil todopoderoso, utilizará el petróleo como su arma de ataque para asimilar a los estados que no lo producen ya que ahora, frente a un petróleo que amenaza continuar su escalada alcista por encima de los $60 dólares el barril, hará tambalear malamente todas las economías regionales y algunas continentales, por lo que el que se obtengan ciertas facilidades venezolanas para comprar el crudo, encontrará a los países agradecidos y dispuestos a formar el valladar que impida cualquier reacción futurista del gobierno norteamericano, reconocido por su afán belicista de aplastar aquellos regímenes no muy democráticos que pudiera entorpecer el acceso al vital petróleo, como ha sido la aventura iraquí. Esta, a nombre de eliminar a Sadam Hussein, ha tomado el control de la enorme riqueza petrolera de Irak para, poco a poco, después que llegue a una victoria en contra de las fuerzas guerrilleras, asegurar un suministro del petróleo esencial para sostener el desarrollo occidental. Recuérdese que los vietanamitas y norteamericanos fueron enemigos irreconciliables en la década del 70 cuando Vietnam derrotó en 1975 a Estados Unidos, y ahora los vemos de paños y manteles, intercambiando visitas presidenciales y permitiendo al gobierno norteamericano continuar en la búsqueda de los cadáveres de sus soldados que cayeron en suelo vietnamita.

Es ahora que los sectores positivos, que luchan cada día por sostener al país en su proceso de desarrollo y tratan de que esta sea una sociedad más justa para vivirla y disfrutarla a plenitud, aúnen sus esfuerzos para detener el poder de los políticos corruptos que han maniobrado desde hace años para tan solo beneficiarse de los recursos que otorga el poder y hundirnos en la pobreza, pese a los esfuerzos de aquellos políticos bien intencionados que como presidentes hemos tenido, pero que ni siquiera ha podido evitar que muchos de sus seguidores devoren los ingresos fiscales y al erario público.

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