El pasado jueves 3 en todo el mundo se  celebró el Día Internacional de las Personas con Discapacidades. Pero esta fecha no se ha instituido sólo para recordar que existen millones de personas con discapacidad. No, la razón principal es motivar al respeto por sus derechos y promover la responsabilidad social de integrar su fuerza de trabajo en la vida social, económica, política y cultural en sus respectivos países.

¿Por qué en esta fecha?  El 3 de diciembre de 1982 la Asamblea General de las Naciones Unidas marcó un hito en la historia al aprobar la implementación del Programa de Acción Mundial para Impedidos. Este hecho motivó a organizaciones relacionadas a las personas con discapacidad a celebrar en esta fecha el Día Internacional de las Personas con Discapacidades, con la idea también de promover las disposiciones del programa aprobado por la ONU.

El objetivo principal del Programa de Acción Mundial para Impedidos, es “promover medidas eficaces para la prevención de la incapacidad, la rehabilitación y la realización de los objetivos de “participación plena” de los impedidos en la vida social y el desarrollo y de “igualdad”.  A través de estas medidas se busca proveer las mismas oportunidades y condiciones de vida en toda la población y ser aprobadas “con el mismo alcance y con la misma urgencia en todos los países, independientemente de su nivel de desarrollo”.

Aún así, luego de 27 años de la aprobación de este programa, las personas con discapacidad siguen siendo marginadas y República Dominicana no es la excepción. La carencia de condiciones en espacios públicos para la libre circulación de personas con discapacidad es latente en cualquier ciudad del país. Son muchos los espacios públicos que carecen de condiciones para la circulación de estas personas. Y si esto no es posible, mucho menos su inclusión en puestos de trabajo o en centros educativos.

Así lo afirma Griselda Suárez, administradora del Círculo de Mujeres con Discapacidad (CIMUDIS), quien asegura que, a pesar de haber recibido apoyo de diferentes administraciones gubernamentales, es mucho lo que queda por hacer. “Todavía  a estas alturas del juego hay muchas personas con discapacidad que no tienen acceso a la educación, salud y un empleo. Sí se han roto algunas barreras arquitectónicas, pero las actitudinales todavía existen, hay muchas personas que discriminan a las personas con discapacidad”.

Las barreras persisten.  En cuanto a las barreras arquitectónicas, existe un reglamento oficial, el M-007 que dispone las medidas a tomar en cuenta en las construcciones para el fácil acceso de las personas con discapacidad. Pero en poca medida se respeta.

Suárez explica que existen muchos lugares donde hay rampas pero que ninguna persona en silla de ruedas puede utilizarlas, ya que no se respetaron las medidas establecidas por el reglamento.

“Rampas como las que hizo el Ayuntamiento en las aceras, que ni los chicos que son deportistas en silla de ruedas pueden subirlas”, dice Suárez refiriéndose a la altitud y longitud de estas rampas.

Limitaciones de los discapacitados. Y estos obstáculos también están presentes en los centros educativos de todo nivel, tanto en las escuelas como en las universidades. No obstante, la colaboradora del CIMUDIS explica que hacen esfuerzos para que los jóvenes se integren a la universidad estatal, a pesar de que muchas facultades no tienen ni siquiera una rampa sencilla para acceder, por lo que muchos prefieren aceptar las becas que ofrecen universidades privadas.

El protagonista

Griselda Suarez

Administradora del cimudis

“Nuestra necesidad principal es ser reconocidos, que las personas nos vean como lo que somos, personas con discapacidad pero que estamos capacitados para otras cosas. Estamos tratando de que todas las personas con discapacidad se eduquen y formen parte de la sociedad. Yo  no puedo ir a pelear para que me pongan una rampa en un cine si no vamos todos y todo el mundo vea las dificultades”.