CARMEN MATOS
c.matos@hoy.com.do
La oferta de un recorrido gratuito en el Metro de Santo Domingo no interesó a los residentes del barrio Los Platanitos en el sector Los Guaricanos, quienes no tan lejos de la obra, se debaten cada día por encontrar un poco de agua potable, mientras soportan el mal olor que expide la cañada que atraviesa sus viviendas.
Los casi cuatro mil habitantes del barrio, en su mayoría niños menores de los diez años de edad, son constantemente aquejados por alergias y enfermedades respiratorias, confesó Teudiselo Lebrón, presidente del Comité de Derechos Humanos del área.
A esto se suma el precario servicio de luz y agua potable, que dicen los vecinos se interrumpe por hasta por seis meses seguidos y más comúnmente, por espacio de 15 días.
Aquí hay un negocio con el agua, denunció el dirigente, tras explicar que decenas de camiones cisterna se pasean por el sector diariamente, ofertando el líquido por RD$1,000 el tanque y entre RD$40 y RD$70 por unas 10 cubetas, amén de que sus habitantes son personas de clase baja que se dedican mayormente al negocio informal.
El mal estado de las calles y aceras es sólo otra pieza en el rosario de precariedades del barrio de Santo Domingo Norte, ya que son difíciles de transitar y durante todo el día levantan polvo.
Estamos cansados de las promesas, concluyó Lebrón Soto, quien se erigía sobre un pequeño puente ubicado sobre la cañada mientras era rodeado por decenas de residentes que expresaban sus penas y tragedias personales.
La cañada, explicaron, tiene cerca de un kilómetro de extensión y arrastra aguas negras, desechos sólidos y animales muertos, que con cada llovizna penetra en decenas de viviendas cercanas.
Redadas. Otros lamentos son las redadas que ejecuta diariamente la Policía Nacional en la zona, arrestando a decenas de jóvenes sin hacerles siquiera preguntas. Para salir deben pagar entre RD$100 y RD$200.
ZOOM
Blanco de penas
El sector Los Guaricanos, de Santo Domingo Norte, parece combinar en unas cuantas cuadras todas las precariedades que puede enfrentar una comunidad.
El mal suministro de luz y agua potable, deficiente estado de las calles y riesgos de la cercanía a una cañada, mantiene en zozobra a las 4 mil personas de clase baja que viven en la barriada y muchos de los cuales aún no se recuperan del paso de las tormentas Noel y Olga.