Los hombres irritados

Los hombres irritados

Hay personas “irritables” que ante cualquier dificultad reaccionan con alguna forma de violencia, sea verbal o física. Vemos en las calles de Santo Domingo muchos automovilistas que se insultan en los taponamientos del tránsito. Algunos llegan al extremo de sacar pistolas y matar a otro por un espacio para estacionar, por un leve golpe en un guardalodo. Además, existen individuos permanentemente irritados, no simplemente “irritables” frente a las contingencias adversas que surgen todos los días del calendario. Esas personas, “inconformes crónicos”, resentidos y agresivos, son sujetos de lengua volcánica. Son ellos, por lo general, quienes mantienen las redes sociales de “Internet” repletas de improperios.
Los miles de jóvenes sin empleo que pululan en nuestros barrios pobres, constituyen una cantera de la que salen bandas de rateros, grupos dedicados al comercio de drogas al por menor… y a todo tipo de bribonerías. La vida de hoy en los barrios marginados fomenta la criminalidad; también anula las esperanzas en una futura organización de la justicia. Viejos y jóvenes ven a diario la convivencia entre delincuentes y policías, que se protegen mutuamente para sobrevivir en la pobreza. La crianza en un barrio pobre somete a los niños al riesgo de contraer “enfermedades perdurables” de la personalidad. Numerosos prejuicios y rencores sociales, proceden de las humillaciones sufridas en la infancia y adolescencia.
Esas heridas psíquicas no se curan fácilmente. Así, hombres fuertes e inteligentes pueden quedar tarados por el rencor; y se conviertan en “hombres irritados”. Estos mismos términos los han usado médicos, dermatólogos, cosmetólogos, para referirse a enfermedades de la piel. Urticaria, piquiña, comezón, son nombres populares de diversas formas de irritación que los textos de patología describen y denominan con exactitud. Unas son más graves que otras; no es lo mismo la psoriasis que un raspón.
El economista norteamericano Robert Heilbroner escribió un famoso libro sobre los grandes economistas del pasado. Explica sus teorías al mismo tiempo que describe las épocas en que vivieron y “retrata” la personalidad de cada uno. Dice que Marx fue un “hombre irritado” continuamente por una enfermedad de la piel. En nuestro mundo político actúan hombres irritados por una especie de “tiña de la barba” que no los deja en paz. Deben consultar al psicólogo.

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