Los hoyos asesinos

Los hoyos asesinos

Si viviéramos en un país mínimamente organizado, hace tiempo que el problema de la existencia de tantos hoyos en aceras, calles y carreteras ya se hubiese solucionado, puesto que por la cantidad de demandas  en contra de los municipios,  ministerios y otras agencias oficiales,  estarían quebradas, por las indemnizaciones que  desembolsarían para cubrir  tantos  daños a la vida y propiedades.

 Pero como aquí vivimos como chivos sin ley, a las autoridades la existencia de tantos hoyos asesinos ni caso le ponen, ya que sus empeños burocráticos están enfocados de ver cómo le sacan más dinero a sus entidades oficiales para distraerlo  para su beneficio.

Cada día los medios de comunicación, y es especial José Boquete de Diario Libre, nos informa del descuido oficial y municipal con tantos hoyos  que ya es frecuente ver de cómo ciudadanos pierden la vida, o sufren dolorosas fracturas, cuando caen en los hoyos de las alcantarillas o en construcciones en las vías sin la debida señalización ni protección.

 Los vehículos también resultan averiados en sus puntas de ejes, gomas, trenes delanteros o sufren volcadura, pues al tratar de eludir un hoyo pierden el control y se vuelcan o chocan, ocasionando pérdida de vidas y propiedades.

Ante tantas tragedias viales, por culpa de los hoyos, las autoridades se hacen de la vista gorda, pero al menos a veces cuando hay pérdidas de vida  le ponen más atención y buscan una solución de emergencia,  pero sin sentirse  responsables  por la muerte de algún ciudadano  o los daños a los vehículos. Pero el escándalo, que espabila a las autoridades, dura muy poco en el interés del público, y entonces, ellas vuelven a su rutina, no le ponen atención a esos hoyos y sus subsiguientes accidentes en su desidia  permanente con un descarado menosprecio  hacia la ciudadanía que paga sus impuestos para  que tales cosas no ocurran.

Y a los hoyos asesinos se le añaden los que están ocasionando las tuberías  cloacales, llenas de sedimentos que explotan en el subsuelo. Ese  líquido ablanda el terreno que la protege, provocando hundimientos en el pavimento que con tanta frecuencia se observa  en la mayoría de las calles de  Gascue, Ciudad Nueva y Ciudad Colonial y  en especial las calles adoquinadas, que los adoquines se han levantado, soltándose de su amarre original.

Las autoridades le ponen escasa atención a esa nimiedad de los ciudadanos muertos por caer   en un hoyo en una acera, o que se ahogan en un imbornal sin tapa del alcantarillado pluvial de Alma Rosa, ya que al estar desbordados por la ola de violencia que nos rodea, que al parecer un muerto más no importa, y a sabiendas que no serán demandados  por los familiares que han perdido a algún ser querido en un accidente provocado por el mal mantenimiento de las aceras, calles y carreteras vías.

Y es que la negligencia de las autoridades es  algo intrínseco a su estrecha mentalidad de  burócrata, que no se detienen en acudir a servir a la comunidad con los miles de ciudadanos expuestos a accidentarse, pese a que con sus impuestos pagan la inoperante  y supernumeraria burocracia, que como botín de los políticos, tienen como norte buscar los beneficios que se derivan de administrar los recursos públicos.   

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