Arturo Martínez Moya 
Con el siguiente mensaje, la DGII declaró la guerra al fraude fiscal: ni el Papa es intocable. En varias ocasiones Magín Díaz ha explicado el protocolo, al defraudador se le exige el pago de deudas y multas antes de someterlo a la justicia.
Con seguridad fue el proceso que siguió la Agencia Tributaria cuando hizo público que por defraudar al Fisco llevaba al banquillo a responsables de un colosal fraude que había descubierto y tenía documentado en el sector del alcohol. El apoyo del Conep y de otras asociaciones de empresarios no se hizo esperar, tampoco el de la opinión pública, hay consciencia de que el fraude es un fenómeno complejo del que se aprovechan unos cuantos y perjudica a más de diez millones de dominicanos.
La guerra al fraude es un trabajo continuo con resultados en el largo plazo, es cuando se podrá comprobar que se ha reducido a mínimos, que menor es la masa de dinero que se pierde todos los años. Poco es lo que ingresa a las finanzas públicas en función del tamaño que tiene la economía, solo 15% es la razón ingresos fiscales sobre el PIB.
Combatir el fraude es el camino correcto para avanzar hacia el objetivo de largo plazo de homologar nuestra presión tributaria a la media de 21.7% de América Latina y el Caribe, reconociendo que la reforma fiscal integral que se pospuso para después de las elecciones del próximo año, es la que debe perseguir la meta de lograr casi siete puntos más de PIB de ingresos fiscales, es decir, más de 300 mil millones de pesos, la distancia que nos separa de la media de la Región.
La baja recaudación tiene tres causales. Uno, las exenciones y deducciones. Este año se dejara de recaudar $220,867.8 millones de pesos, el 5.1% del PIB. Por ITBIS un poco más de la mitad, $115,416.2 millones de pesos, el 2.7% del PIB, y $28,801.0 millones de pesos, un 0.7% del PIB, por impuesto sobre los ingresos.
Dos, se pierden muchos ingresos por fraude y cuando se minimiza el pago de impuestos aprovechando resquicios legales abiertos por los agujeros al Código Tributario (elusión fiscal).
¿Cuántos impuestos se van por el sumidero del fraude fiscal? La suma es gruesa por ITBIS e Impuesto Sobre los Ingresos de Empresas y Personas. Al Estado se defrauda al menos con $470 mil millones de pesos al año, un 10.7% del PIB, equivalente a tres cuartos el presupuesto del gobierno en 2019. Por ITBIS $170 mil millones de pesos, un 4.0% del PIB, y $300 mil millones de pesos, un 6.7% del PIB, por impuesto sobre los ingresos.
Un tercer factor es la masa de bases imponibles que permanece oculta a la Agencia Tributaria y que se reduce con la detección de defraudadores.
Resumiendo, para que de manera consistente la recaudación aumente más que la economía en el corto plazo, debe mantenerse la política de multiplicar la cantidad de contribuyentes voluntarios con las campañas de avisos y alertas para las declaraciones. Y que se mantenga el apoyo del sector privado y la prensa a la guerra al fraude fiscal, para que la Agencia Tributaria continúe identificando y erradicando estructuras artificiosas de tributación.
