(AP) (Servicios de ESPNdeportes.com).- Escher, el maestro ilusionista, siempre nos inspira a preguntar: «¿Cómo puede ser posible?» O a exclamar: «¡No puede ser verdad!»

Lo mismo cabe decir de la versión de esta temporada de los Indiana Pacers, un equipo que coquetea con el mejor registro en el NBA desde el inicio de la campaña.

Este conjunto de los Pacers, a pesar de todo lo que se dice acerca de la ineptitud de la Conferencia del Este, puede y debe ganar el campeonato de la NBA. Este año.

Tienen todo como para hacerlo, y si no lo logra, será sólo por culpa propia.

Tienen a un dueño local, comprometido, leal y de bolsillos profundos en Simon Brothers. Tienen a un ejecutivo con liderazgo, sentido común, instinto y experiencia en Donnie Walsh. Tienen a un hombre de estatura, tradición, orgullo y valentía en Larry Bird. Tienen a un entrenador maduro, conservador, paciente y humilde en Rick Carlisle, quien ha estado en la cima y sabe lo que hace falta para regresar allí. Tienen la casa perfecta y unos fanáticos insaciables que impulsarán al equipo a alturas inimaginables.

Pero más que nada, los Indiana Pacers tienen jugadores; un grupo interesante, compatible y flexible, que en estos momentos disfruta de un éxito sin par.

¿Cómo no van a estar en la cima de la NBA? Los Pacers están armados con un trío de estrellas jóvenes y dinámicas en Jermaine O’Neal, Ron Artest y Al Harrington. Ellos fijan la tónica, la actitud y la atmósfera de autodisciplina necesarias para ganar en todo momento. Son grandes, atléticos y cada vez más versátiles. Pueden oscilar con facilidad entre ser a jugadores principales o complementarios. Pueden anotar, defender, tomar rebotes, pasar, driblear, crear y liderar, tanto dentro como fuera del campo.