Los indignados cuestionan costos visita Papa a España

Los indignados cuestionan costos visita Papa a España

MADRID. AP. Cuesta distinguirlos entre el amplio despliegue policial, los habituales turistas veraniegos y la invasión de jóvenes católicos que, alegres y cantarines, se reúnen con sus banderas, sus mochilas y sus ilusiones en el centro neurálgico madrileño.  

Pero los “indignados” siguen allí, tres meses después de las movilizaciones masivas de jóvenes desencantados para protestar contra la corrupción, las desigualdades sociales y la falta de oportunidades.

Al cobijo de una mínima sombra y provistos de un sencillo taburete y mesa plegable, a veces son un puñado y los domingos, en que realizan asambleas, se congregan varias decenas.

“La gente no suele venir tanto en verano”, argumenta Enrique Viran Salazar, un vigilante de seguridad de 36 años. “Pero aquí seguimos dando continuidad al movimiento e informando a quien quiera saber de nuestros objetivos”.   Los jóvenes, que ahora se enfocan en el trabajo barrial más que en las grandes concentraciones, tienen un nuevo blanco para sus dardos: los costos de la visita del papa Benedicto XVI del 18 al 21 de agosto y su posible intromisión en los asuntos de España.  

El 15-M, como se denomina al movimiento que surgió con el estallido de grandes protestas el 15 de mayo, no ve con buenos ojos el viaje, “no por la visita en sí, pues (el pontífice) tiene todo el derecho a venir, sino por el alto coste económico para la ciudadanía en estos tiempos de crisis y sus injerencias en la política española”, explica Salazar, anticipando algún pronunciamiento cuestionable del Santo Padre.

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Jóvenes peregrinos

Salazar y Velasco hablaron en la Plaza del Sol, en el centro de Madrid, donde todavía hay alguna presencia de indignados, la cual en estos días pasa casi inadvertida ante las multitudes de jóvenes peregrinos que participan de la Jornada Mundial de la Juventud 2011, la gran mayoría de los cuales jamás oyó hablar del 15-M ni parece demasiado interesada en conocer su razón de ser.   “Ellos van a lo suyo y yo, a lo mío”, dice Velasco.

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