Los inmigrantes haitianos

Los inmigrantes haitianos

JOSÉ R. MARTÍNEZ BURGOS
Sin lugar a dudas una de las cuestiones que más usualmente es noticia es el tema de los inmigrantes haitianos. Años tras años, los dominicanos nos hemos visto abordados por cientos de inmigrantes que, huyendo de su estado de miseria y abandono, han querido poner fin a las miserables condiciones que viven en su país a riesgo de perder su propia dignidad y ser devueltos a su país de origen, pero es patente que aquí es más fácil vivir que arriesgarse para irse en yola a Cuba, las Bahamas o a Estados Unidos.

Aquí en dominicana, es difícil que los deporten y si lo hacen al otro día ya están cruzando la frontera en complicidad o no con las autoridades. El tema es muy complejo y la demagogia se ocupa de echarlo en el saco del olvido, argumentando que ante la desesperación, el hambre y la incertidumbre, no existen obstáculos que puedan frenar las corrientes migratorias. Hasta tanto Haití no reciba las ayudas económicas en toda su extensión de los países desarrollados, la República Dominicana, estará expuesta a la invasión cuasi pacífica de la inmigración ilegal y fácilmente manipulable por mafias bien entrenadas. Pero, hay que reconocer que nuestro país seguirá sufriendo los efectos del huracán haitiano, que está destruyendo nuestros bosques y deformando nuestra cultura, que agota el pobre presupuesto de nuestros hospitales, por lo cual es necesario abordar esa situación que está planteada y buscar una solución inmediata, pues como ilegales, están copando el servicio doméstico, los empleos en el sector construcción y en el campo, sin tener papeles para trabajar y sin ningún tipo de protección laboral, pero desplazando al dominicano. Es imprescindible dejar la hipocresía en esa materia y que nuestro Gobierno dé una salida legal a la situación de quienes trabajan bajo esas condiciones, no importa quienes se opongan a esa medida por lo que suelen llamar un «efecto llamada», pues, mientras tanto, el Estado carga con los servicios médicos y asistencia social de esos trabajadores que no contribuyen pagando impuestos y seguridad social. Lo importante, es que las autoridades civiles y militares ejerzan control y su poder para detener la inmigración haitiana sin debilidades y sancionando a los corruptos. Es pues necesario, estructurar un plan integral de política de inmigración, antes que el problema se nos vaya definitivamente de las manos a todos y nos arrope una situación inmanejable.

Creemos que la inmigración ha venido también de otros países; es uno de los problemas que debemos replantearnos. Todos los días llegan extranjeros que se quedan de forma ilegal en el país y se multiplican los problemas relacionados con este asunto tan espinoso y vemos como se nos acusa de paraíso sexual. Evitemos a tiempo esos problemas e iniciemos una limpieza inmigratoria de inmediato. Las leyes regulan estos asuntos, pero no se le da cumplimiento. El problema no es sólo el de los Haitianos, los de otras naciones están minando nuestras costumbres y corrompiendo a nuestros jóvenes. Pongámonos en alerta y salvemos el país del derrumbe moral que nos sacude. Soluciones al problema migratorio existen.

Busquemos ayuda si fuere necesario antes que sea tarde. Actuemos con voluntad política, sin circo ni aspavientos, pero ahora mismo.

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