La época durante la cual los intelectuales se caracterizaban como grupo social no solo por su dedicación a un trabajo no manual, sino también por presentar frecuentemente una actitud crítica frente a la sociedad establecida, ya pasó. Desapareció con la victoria del capitalismo tras la caída del Muro de Berlín y la Unión Soviética.
Este papel crítico, atribuido a los intelectuales por Marx en el Manifiesto Comunista, fue importante en momentos de transformaciones, como las revoluciones burguesas o las revoluciones socialistas, periodos distantes de la realidad Dominicana, una nación empeñada en fortalecer la democracia capitalista, corrupta y virtuosa, a pesar de algunos ilusos que sueñan cada cuatro años con la “revolución”.
Y es que las transformaciones en la estructura de las sociedades capitalistas desarrolladas, en las cuales se produce una multiplicación de profesiones consideradas como intelectuales, han obligado a una revisión de estas tesis, de manera que no puede atribuirse a los intelectuales, por lo menos mayoritariamente, esa capacidad crítica que otrora les caracterizaba. Gramsci –Cartas desde la Cárcel- sostiene que “los intelectuales no forman una clase independiente, pero cada clase tiene sus intelectuales”.
Pero, ¿quién es un intelectual? No es únicamente el escritor. El término remite a la inteligencia, a las funciones cognitivas; por eso se habla de coeficiente intelectual o facultades intelectuales, y la psicología describe los procesos intelectuales como el conjunto de actividades que intervienen en las formas elevadas del funcionamiento psicológico, esto es, la resolución de problemas, los razonamientos e inferencias, el planteamiento y la comprobación de hipótesis, el pensamiento conceptual y la comprensión del lenguaje.
Creo que el intelectual que apoya la reelección del Presidente Medina no se denigra, como tampoco se denigró el Premio Nacional de Literatura cuando era Subsecretario de Cultura en el gobierno de Hipólito Mejía.