Los italianos, las personas más familiares de toda Europa

Los italianos, las personas más familiares de toda Europa

Roma.  EFE.  Comer una vez por semana con los padres, vivir con ellos hasta el matrimonio, acoger al padre o a la madre en caso de que enviuden o sean ancianos y ayudar a un miembro del clan que se encuentre en apuros, son características de la familia italiana que aún subsisten, aunque están en riesgo.

La película “La familia” (1987) de Ettore Scola, reflejaba el papel nuclear de la familia en la sociedad italiana a lo largo de 80 años o “Rocco y sus hermanos” (1960) de Luchino Visconti, plasmaba el fenómeno de la inmigración norte-sur de una madre y sus cuatro hijos, la típica familia siciliana de origen agrícola que va en busca del maná del noreste industrial.

Para el profesor sociólogo de la Universidad de La Sapienza de Roma, Marco Ferraroti, Italia “es mucho más familiar que cualquier otro país de Europa por la decisiva influencia del Vaticano”.

Además, “la crisis de la sociedad ha enfatizado el papel de la familia. Cuando nada funciona en una sociedad la familia es llamada a resolver los problemas”, refiere.

Relación abuelo-nieto.     Los abuelos italianos, por ejemplo, viven una verdadera segunda paternidad con la cría de sus nietos.

Los matrimonios jóvenes que trabajan, dejan a sus hijos pequeños completamente a cargo de sus abuelos que los cuidan, los alimentan y los llevan y recogen en el colegio, dice a Efe Ferraroti.

Giussepina Belluci, de 65 años, reconoce a Efe que trabaja ahora más que cuando tenía hijos y aunque asegura hacerlos por “amor”, “espera” que su hija, que está separada, algún día se ocupe de ella.

Como contrapartida, esos matrimonios o hijos se hacen cargo de sus padres cuando son viejos.

“A los viejos, en general no se les deja morir solos” y Ferraroti comenta que tiene colegas que «son ellos los que bañan a su anciana madre”.

Defectos

Recomendación familiar

Uno de los defectos de la familia italiana es, según Ferraroti, “la recomendación personal” para un trabajo, aunque el miembro de la familia sea “un perfecto cretino”.    “En Italia valen más las relaciones sociales que la preparación específica de la gente. La mediocridad se autoreproduce y la clase dirigente italiana es una clase de secretarios de viejos políticos», mantiene el experto en  sociología.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas