La chispa y el deseo de superación es algo intrínseco en la juventud dominicana y eso lo demuestra a la perfección la karateca María Dimitrova.
Con apenas 29 años de edad, Dimitrova, hija de búlgaros que se trasladaron a la República Dominicana hace 23 años, ha logrado imponerse como una de las mejores del mundo en la modalidad de kata.
Empresaria, profesora de karate y más que nada, una fajadora, Dimitrova entiende que para poder llegar a ser alguien en la vida, hay que trazarse metas y luchar duro para cumplirlas.
“Creo que hoy en día, a los jóvenes les falta una meta, establecer una meta. Yo le sugiero a la juventud dominicana que se fijen metas, en el deporte, en su carrera profesional y que siempre busquen la superación, que busquen ser los mejores y progresar. Porque si los jóvenes buscan el progreso, el país va a progresar”, dijo Dimitrova al conversar con periodistas del Hoy en la escuela que dirige, el Dojo Dimitrova, en el sector de La Castellana, de la capital.
Dimitrova siempre ha sido una joven con mucha chispa, que además de su carrera como atleta de alto rendimiento manejaba una empresa de importación de café desde Italia, pero su pasión por el deporte la llevó a dejar eso de lado.
“Llegué a un punto donde el día no me daba porque tenía que dedicarle 7-8 horas a la empresa, luego al dojo con mis estudiantes y posteriormente hacer mis entrenamientos como atleta para los compromisos internacionales. Vendí la empresa y abrí mi segunda escuela en el St. Patricks School y me dediqué solo al deporte”, recuerda.
Además, es representante de la marca Arawaza, de productos y utilería de karate.
“Soy representante de la marca Arawaza, que son productos deportivos aprobados por la Federación Internacional de Karate e importo esa mercancía para los karatecas a nivel nacional”, manifestó.
Supera obstáculos. Su éxito en el deporte, donde ha conquistado campeonatos mundiales, medallas de oro en Juegos Centroamericanos no ha sido nada fácil.
“No cuento con ningún apoyo técnico, ni un entrenador, ni un nutricionista. Yo entreno sola, no tengo un entrenador que me prepare. Tengo obligado que viajar fuera, a Japón a prepararme. Recibo muy poca supervisión, me dan un calendario anual y queda en mis manos prepararme”, explicó.
Desde enero es entrenadora de la selección juvenil y también prepara a las muchachas que le acompañan en el equipo femenino de kata.
“El equipo de kata femenino son dos alumnas mías, yo las entreno pero ¿quién me entrena a mí?”, se preguntó.
Pero, ¿por qué se esfuerza tanto para salir adelante?
“Hay que tener mucha pasión, soy una persona muy luchadora en sí, muy competitiva y entonces yo pongo el extra que falta para yo prepararme para los campeonatos internacionales porque no me gusta perder. Yo tengo metas continentales y mundiales y para yo cumplirlas tengo que dar el 100 por ciento y hasta que no lo logre no me retiraré”, indicó.
Una de las cosas que más la llena es poder decir que en la modalidad de kata, el país ha llegado donde está gracias a su trabajo.
“Definitivamente antes de yo empezar al país, el nivel de kata estaba muy bajo. A nivel internacional he logrado romper el hielo para que se conozca que en República Dominicana hay un buen nivel de kata.
Creo que es mi deber pasarle el conocimiento a las demás generaciones. Espero que cuando me retire como atleta, espero asumir como entrenadora de la selección nacional. La ex integrante de la Marina de Guerra (Armada) y desde el 2010 entrenadora de la Fuerza Aérea, simboliza el espíritu de trabajo y superación de la juventud dominicana.